De nada serviría apuñalar los retratos. No es tan simple. La magia de muchos de los retratados, tú y yo, nosotros, nuestra vejez y nuestros sueños, permanecerían ahí. A sabiendas, es inevitable saber que somos nosotros, que las ofrendas y los gorros son los que llevaríamos puestos si supiéramos soñar y apreciar las pesadillas que, afortunadamente, a cuentagotas, nos brinda nuestra mente.
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Salvador Elizondo: “Las imágenes de Rafael Coronel no pertenecen ni a la realidad ni al sueño, alientan en esa zona intermedia entre una y otro en que parecen sueños, pero son reales, en que parecen reales, pero son soñadas".
Salvador Elizondo: “Las imágenes de Rafael Coronel no pertenecen ni a la realidad ni al sueño, alientan en esa zona intermedia entre una y otro en que parecen sueños, pero son reales, en que parecen reales, pero son soñadas".
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En Zacatecas, es obligada y maravillosa la visita a su museo, donde su arte y sus colecciones son magia pura. En el antiguo convento franciscano habitan retratos de alquimistas que corresponden a las miradas, máscaras que se apoderan de la pared, instrumentos que suenan a través del cristal, marionetas que no se avergüenzan de sus hilos.
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