lunes, febrero 12, 2018

Algunos latidos: apuntes para mayores palpitares (o quizá no)



¿Fuiste tú todo este tiempo, Penélope? La que me mandó al carajo a ver si avistaba tierra, la que me ató al mástil y luego me cantó, la que me acompañó con su música durante mi hundimiento... Fuiste la mejor timonel de mi naufragio.
Por ti fui Nadie.
Incluso bajé al infierno para saber cómo llegar a ti y todo este tiempo estuviste aquí, conmigo.




Y llegaron los tiempos de la Pasión.
No la amo, dice. Anegado tres veces antes de que cante el gallo.




—No eres tú —le escupió. —Es la química, que ya no llega a alquimia.
—No lo viste, pero sí logramos hacer oro.




Me inflamas y me incendias
cuando tienes el poder de extinguirme.
Me fundas al fundirme.
Me derrites.




Ella tenía corazón de condominio.
Yo vivía en la suite, a veces.
Eran las mejores vacaciones de mi vida
y cuando me jubile quisiera retirarme a vivir ahí.




Por hoy ya estuvo bueno de pensar en ti. Estoy cansado.
Buenas noches, me voy a soñarte.


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