"Al final, la mejor forma no sólo de sobrevivir, sino de crecer en un taller literario es trabajar fuerte, estar abierto a sugerencias, entender lo que cada alumno tiene para ofrecerte e ignorar el drama y los juegos. Estás ahí para escribir. Estás ahí para aprender, para evolucionar. Así que pon tu sangre, sudor y lágrimas en la página. No te contengas, escupe tus agallas y escribe la mejor historia que puedas, échale corazón, emoción e intensidad".
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