lunes, abril 24, 2017

Sala 18 - Alejandra Pizarnik

Sala 18
cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,
15 o 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante,
porque —oh viejo hermoso Sigmund Freud— la ciencia psicoanalíti­ca se olvidó la llave en algún lado:
abrir se abre
pero ¿cómo cerrar la herida?

El alma sufre sin tregua, sin piedad, y los malos médicos no resta­ñan la herida que supura.
El hombre está herido por una desgarradura que tal vez, o segura­mente, le ha causado la vida que nos dan.
«Cambiar la vida» (Marx)
«Cambiar el hombre» (Rimbaud)

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