sábado, agosto 20, 2016

Sobre Jane Austen

«Los admiradores gustan mucho del tono inexpresivo de Austen, su ingenio y su ironía, y con mucha razón. Pero ella no es la ironía por la ironía: los retratos de Austen de las personas y sus entornos no están animados por la malicia o el mero afán satírico de entretener, sino por un sentido de urgencia moral. Con un ojo filosófico, ella ve a través del alboroto y las galas y la autojustificación. Ella nos da un elenco de personajes y luego los pone en ceros para mostrarnos quién y qué es admirable, qué es imperfecto pero perdonable, qué es risible y qué es verdaderamente vil. Deliberadamente económicos, sus juicios son no sólo inteligentes pero perspicaces, humanos y, en su mayor parte, convincentes. Su objeto real no es la vida amorosa de las niñas apenas post-adolescentes, sino la naturaleza humana y la sociedad. Austen escribió historias que nos muestran la forma en que pensamos...

»Para bien y para mal, Austen tiene una fuerte vena didáctica. Ella era —como Samuel Richardson en el siglo anterior y muchos de los victorianos que le siguieron— una moralista, que trató de desentrañar verdades no sólo psicológicas, sino lecciones de vida de sus historias. Y muchos lectores todavía disfrutan de moralismo de Austen. Ciertamente sus dos novelas más populares son también donde los muestra más orgullosamente. En Sensatez y sentimiento —que podría llevar como subtítulo "en donde el sentido trunca de manera inequívoca la sensibilidad en todas las cosas"—Austen arma su caso para la disposición racional de Elinor Dashwood justamente sobre el carácter apasionado y el temperamento "artístico" de su hermana Marianne. El argumento de Austen en nombre del sentido es astuto y moralmente sensitivo; a todos nos hace bien prestar atención a su sustancia. Pero, como la literatura, el punto de decisiones se vuelve agotador; incluso el lector mejor dispuesto puede volverse reacio y contrariarse cuando asiste a la invocación 14 o 15 de la superioridad moral de Elinor. Austen es demasiado sutil, pensante y una escritora demasiado fina para escribir un cuento moral puro, sin embargo; página tras página, su afán moralizante es fermentado por su ácida —y muy entretenida— agudeza y en gran medida por la manera en la que expone la hipocresía y la codicia de los personajes y sus observaciones característicamente astutas...»


Fragmentos de "I read everything Jane Austen wrote, several times. Here are some of the many things I learned", por Adelle Waldman, en Slate.

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