domingo, abril 17, 2011

multitudes

Veo el futbol y no me prende esa pasión que veo en sus aficionados, como hay días en que siento que la fe hacia un dios no es lo mío, que si es un don no me fue dado. En política ni se diga, ya se están haciendo equipos en torno a personas que no acostumbran cumplir porque sus partidos no lo hacen, y yo no creo: ya he puesto demasiadas veces la otra mejilla.

El inconsciente colectivo suele hacer honor a su nombre: se ve en los colectivos formados a partir de un equipo deportivo o un "artista", de una marca o una canción, no hay razones que valgan. Cuando estamos en grupo no siempre sabemos bien de qué se trata, es más el fuerte el instinto gregario que las razones. Y pesan más el miedo, y la comodidad, la vida cotidiana.

Hace tiempo, dicen, un grupo vio que llegaba otro alrededor de un hombre montado en un burro y "extendió sus mantos por el camino", los más cercanos a la marcha "cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada". Y muchos gritaban "¡Hosanna!". Sin embargo, según consta en un documento de la época, "toda la ciudad preguntaba alborotada: ¿Quién es éste?" y menos de una semana después pedía que fuera castigado el hombre del burro...

Cría hossanas...

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