miércoles, abril 06, 2011

A los que critican las marchas ¡no marchen! pero...

A raíz de la carta abierta de Javier Sicilia a políticos y criminales publicada en la revista Proceso de esta semana, se han escrito toda clase de opiniones en todos los formatos posibles.

La idea del poeta es una marcha nacional este miércoles a las 5 de la tarde. La de la ciudad de México irá del Palacio de Bellas Artes al Zócalo. Hasta hace un rato que consulté el twitter había 28 marchas confirmadas en igual número de ciudades. La de San Luis Potosí, por cierto, saldrá dela Caja del Agua, en la Calzada de Guadalupe/Avenida Juárez (nombre harto cambiante según el gobierno en turno).

Hay quienes escriben que por qué hasta ahora "los intelectuales" (así de general y así de inasible) hacen o dicen algo contra la inseguridad. Hay otros que dicen que las marchas son inútiles. Alguien dijo que el gobierno rompió el Contrato Social. Bien. ¿Qué más hacemos? Una contacto en Facebook pidió que llenemos de telas blancas las plazas, que nos vistamos de blanco, que escribamos consignas y poemas (a veces es lo mismo) en plazas y todas las calles más transitadas, que regalemos flores.

Hay veces que sí, creo que es inútil. Hoy mismo en Twitter leía sobre más de 30 ejecuciones, aunadas a las casi 40 mil en todo el país por culpa del crimen organizado. Y que onste que no dije cárteles. El crimen organizado no siempre se muestra como tal, y eso es lo oprobioso. Pero algo es algo, es una muestra de inconformidad, de que como la mayoría, ya estamos hasta la madre.

No es el hijo de un amigo artista. No sólo él. Es la señora que acompañaba a su esposo y le tocó un tiro perdido. Es el hombre que quedó muerto en su auto: primero dijeron que era un sicario, luego se supo que veníade una iglesia a la que había ido a confesarse para ser padrino en una ceremonia. El hermano de una amiga secuestrado durante meses. Los que tienen que pagar una cuota a quienes los amenazan. Son las cabezas de desconocidos para unos, familiares y padres de otros. Es la bebé de menos de dos años con un tiro de gracia. Es el joven que pasaba, el otro que tuvo que apoyar a los criminales para no comprometer a su familia, es el de más allá que no le tiene respeto a nada porque así le enseñaron a sobrevivir.

Y no son sólo los casi 40 mil: son los familiares y amigos atrapados en balaceras, en los mal llamados "operativos", en esta guerra estúpida y en los intereses de quienes se sienten intocables. Es la mentira oficial hoy ya disfrazada de telenovela.

No basta rezar, dice la canción. Escribir, dibujar, cantar, condenar, lo que sea, pero que nadie se quede callado, y demostrar que nuestras diferencias son mínimas cuando pensamos como sociedad. Digo, deberíamos. No se vale. Yo también estoy hasta la madre.

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