lunes, marzo 25, 2024

Tiempo para leer - Daniel Pennac

El tiempo para leer siempre es tiempo robado. (Al igual que el tiempo para escribir, por otra parte, o el tiempo para amar.) ¿Robado a qué? Digamos que al deber de vivir. Esta es, sin duda, la razón de que el metro —símbolo arraigado de dicho deber— resulte ser la mayor biblioteca del mundo. El tiempo para leer, al igual que el tiempo para amar, dilata el tiempo de vivir.

Si tuviéramos que considerar el amor desde el punto de vista de nuestra distribución del tiempo, ¿qué arriesgaríamos? ¿Quién tiene tiempo de estar enamorado? ¿Se ha visto alguna vez, sin embargo, que un enamorado no encontrará tiempo para amar?

Yo jamás he tenido tiempo para leer, pero nada, jamás, ha podido impedirme que acabara una novela que amaba. La lectura no depende de la organización del tiempo social, es, como el amor, una manera de ser.

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