Álvarez Acosta en Villa de Reyes

Una memorable noche de memoria y arte la del homenaje que el H. Ayuntamiento de Villa de Reyes le rindió en la plaza principal el pasado viernes 18 de noviembre a Miguel Álvarez Acosta (1907-1996), con motivo de los 115 años de su nacimiento. 

Fue allí donde, en los primeros años de la década de 1960, el homenajeado creó y patrocinó una escuela de música, una orquesta y apoyó otros aspectos para el desarrollo del municipio. Hubo música, poesía y gratos recuerdos de quienes fueron parte de esa orquesta: Alicia Zavalza Stiker y Humberto Herrera Martínez. 

Agradezco al cronista local, Cristobal Martínez Maya, y a la escritora Diana de Asís (asistente a los talleres de la Casa López Velarde y el Centro de las Artes) por la invitación, así como todo el apoyo de la promotora cultural Yolanda Rivera y de los integrantes de la Dirección de Cultura municipal, 

Hay muchos poemas de MAA dedicados a Villa de Reyes, hay otros tantos que no lo explicitan pero parecieran. Van las octavas que en su libro Alaquines le dedica don Miguel a este lugar tan cercano (en distancia y corazón), nombrado así en honor a Julián de los Reyes:

En Gogorrón, las aguas milagrosas
henchidas de sufridos visitantes
mi madre descubrió rurales diosas
de la bondad en linfas desbordantes;
el mágico sedante y las piadosas
medicinas de seres implorantes;
y además, esa fe profunda y bella
que para el desahuciado es una estrella.

Si en ella la perfecta idolatría
puso mi corazón, con esa gente
que le entregó su amor, ¿cómo podría
ser cortés y en verdad indiferente?
Una escuela de música sería
buen rescate del joven decadente...
Instrumentos, local, ya todo avanza;
necesita un apóstol la enseñanza.

Simón Rodríguez Tagle, violinista,
aceptó mi prospecto mal pagado,
bien para el corazón de un gran artista
que se sintió en la Villa respetado
y tan querido que no creo que exista
mentor como él, valioso y desdeñado.
Tres años y un septeto ya propala
conciertos de Xilitla a Matehuala.

¡Cómo hubieras gozado de esta aventura!
donde un grupo de niños, trashumante,
en Palacio, premiando a la cultura,
presenta Rocha, insigne Gobernador,
como ejemplo de afán, rural altura
e igual nivel social cada integrante:
obra de disciplina, gusto hermoso
de un artista y maestro generoso.