lunes, diciembre 07, 2020

Rumbo a la ensoñación

«¡Morir…, dormir; no más! ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un termino devotamente apetecible! Morir…, ¡dormir! ¡Dormir! ¡Tal vez soñar!»

Tenía razón Hamlet y por eso es inmortal. 

Noches de entrada libre y otras dónde hay que tomar turno para ir a ese reino de la materia de que estamos hechos. Vale la pena la espera. Porque hoy hay nuevos sueños, y no hay derecho de admisión en ellos. Porque jugamos a las escondidas y creamos en ellos barcas y laberintos, porque reímos o abrazamos, y aunque no los recordemos las sensaciones persisten.



 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario