[...] Sé en qué medida 
mi desesperación proyectada sobre la totalidad 
de las personas que me rodean 
es susceptible de sugerir 
la manía de persecución 
en su fase aguda, pero esta faceta 
de mi comportamiento no sabría cómo abolir 
el significado objetivo 
que atribuyo a la paranoia 
ya que para denunciar a las personas que amo 
dispongo de un material analítico 
por sí mismo convincente 
sin que sea necesario 
el apoyo maníaco de mi persona 
Además, poco importa que mis acusaciones 
sean legítimas o no 
Lo que me interesa, lo que experimento 
como una necesidad irresistible 
es apoyar con mis actos 
hasta en sus consecuencias más absurdas 
el vacío teórico que me ocupa
independientemente del dolor pasajero 
que me inflijo y de la categoría masoquista 
en la que supuestamente caigo 
Para mí, el único placer 
objetivamente deseable, aquel que jamás 
ha sido experimentado, no puede suscitarse 
más que por una euforia mental concomitante 
jamás imaginada, jamás pensada 
Los errores teóricos que haya podido cometer 
y que me han vuelto en los últimos tiempos 
tan vulnerable al sadismo incesante 
del mundo exterior 
no pueden encontrar una salida 
si no es porque conservo en mí el equilibrio 
inestable de la negación 
y de la negación de la negación 
única forma de estar siempre de acuerdo 
con uno mismo 
El vacío teórico que experimento 
como si viviera día y noche 
bajo una máquina neumática 
me obliga a mandar a todos los que me quieren 
cartas de ruptura en las que denuncio su odio 
teniendo su amor por mí todos los caracteres 
latentes del odio general 
El alejamiento físico de estas personas
no es solamente la puesta en práctica
de mi vacío teórico
sino también una medida elemental de seguridad...]
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