martes, agosto 09, 2016

Palabra y olvido - Michel Serres

«Se cree que olvidar es un defecto. Pero en realidad es lo contrario, es una cualidad. Le voy a contar una historia: antaño caminábamos en cuatro patas. En cierto momento nos levantamos, entonces las manos perdieron la función de apoyo. Una vez que ganamos las manos, estas sirvieron para agarrar, y ya no lo hacía la boca. La boca perdió su capacidad de atrapar, sí, pero inventamos la palabra. Es decir, que la invención de la función de la mano y la invención de la palabra corresponden a los olvidos, a las pérdidas. Cada vez que se pierde algo, se gana infinitamente más de lo que uno cree.

»Cuando se escribe, se pierde la memoria. Nuestros ancestros no tenían la escritura y por eso estaban obligados a recordar aquello que se decía. En consecuencia, la tradición oral suponía una memoria considerable. Antes de la escritura, nuestro modo de comunicarnos era oral. Por eso era el cuerpo humano, la memoria individual, la que estaba en el centro del saber. Luego se inventó la escritura: descargar en un papel lo que tenemos en la memoria. El soporte dejó de ser el cuerpo humano y pasó al papel. Por eso, desde que escribimos, hemos perdido la memoria, que queda registrada sobre lo escrito. Hay personas que toman apuntes porque temen olvidar. El libro, al reemplazar a la memoria, permite olvidar. Ya no es necesario recordar, lo cual hace más liviano el paso del conocimiento. Cuando la memoria está adentro de la computadora, nos sentimos más livianos todavía. Descargando la información de Internet se libera la mente de un peso. Este download permite nuevas posibilidades. Podemos mantener la intuición, la invención. Desde el momento en que las nuevas tecnologías nos aligeran, estamos condenados a convertirnos en inteligentes.

»La literatura despliega el conjunto de las obras de la imaginación, de la imaginación maestra del conocimiento y la verdad humanos tanto real como virtual. Lo virtual es la esencia de la virtud del ser humano, de su existencia individual o colectiva. Para conocer a las personas en su verdad es preciso instruirse en obras altamente imaginarias como aquellas de la literatura, más profundas que la filosofía y las ciencias humanas que, en cambio, son reales, demasiado reales. ¿Qué es una buena novela o una linda comedia? Son narraciones en las que sucede algo inesperado. ¿Qué es una gran obra de literatura? Es una inmensa invención que revela el destino del hombre.»

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