»La síntesis y la elipsis siempre me han parecido el colmo del misterio. Lo que no siempre me ha fascinado.
»Creo, como decía Wallace Stevens, que no casualmente era poeta y aforista, y poeta aforístico, y aforista poético […] que en un escritor la experiencia es más ancha que la realidad. Es decir, nuestra experiencia se nutre también de lo que llamamos “no real”: lo temido, lo soñado, lo imaginado. Del mismo modo que me interesa narrar lo que no, me interesa mucho decir lo que no se dice. Y me parece que los géneros más elípticos, que trabajan más con el silencio, son precisamente los breves. Siempre me pareció una tentación el equilibrio misterioso entre lo que se dice y lo que se deja de decir.
»Sí, el microrrelato y el poema están hechos de renuncias verbales y también de sugerencias. Digamos que una forma breve es una primera voz, más o menos lejana, que se queda repercutiendo, reverberando en la cabeza de un lector. Pero sería un eco más interesante que los ecos normales, porque es un eco que en lugar de repetir la voz original, la va reescribiendo».
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