viernes, enero 15, 2016

Catedráticos o caudillos - Max Weber

«Estimados estudiantes: ustedes se acercan a nosotros para demandarnos atributos de caudillo, sin considerar, previamente, que el noventa por ciento de los maestros no tienen la pretensión, ni pueden tenerla, no ya de ser campeones en el fútbol de la vida, sino tampoco “caudillos” en lo que respecta a la manera de vivir. Los invito a reflexionar acerca de que al hombre no se le valora por sus particulares dotes de caudillo, y de que, como quiera que sea, las cualidades que amerita un hombre para llegar a excelente sabio o buen maestro no son las mismas que requiere aquél cuya actuación ha de ser la de un caudillo como guía en la vida y, sobre todo, en la política. La coincidencia de que en un maestro concurran esas cualidades es meramente casual, y no deja de resultar arriesgado para quien ocupa una cátedra el hecho de que se le solicite hacer uso de ellas. Y mayor riesgo seria aún dejar a cada profesor universitario en libertad de conducirse o no como caudillo en clase. Quienes se encuentran inclinados a ello son a menudo los menos capacitados y, tanto si lo fueran o no, su posición en la cátedra rara vez puede brindarles la oportunidad de probarlo. Aquel maestro que se considere llamado a ser consejero de la juventud, de cuya confianza goza, puede realizar su tarea de hombre a hombre, en sus relaciones personales. Asimismo, si se siente llamado para mediar en los conflictos existentes tanto entre las diferentes concepciones del mundo como entre las distintas opiniones, puede hacerlo en la plaza pública donde se discurre acerca de la vida, valiéndose de la prensa, así como en reuniones, en sociedades o donde quiera, mas nunca en las aulas».

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