lunes, junio 24, 2013

Lingüística y poética - Roman Jacobson

"La etiqueta “crítico literario” aplicada a un investigador de la literatura es tan errónea como lo sería la de “crítico gramático (o léxico)” aplicada a un lingüista. La investigación sintáctica y morfológica no puede ser suplantada por una gramática normativa, del mismo modo que ningún manifiesto que esgrima los gustos y opiniones particulares de un crítico puede funcionar como sucedáneo de un análisis científico objetivo del arte verbal. No se confunda esta afirmación con el principio quietista del laissez-faire: cualquier cultura verbal comprende iniciativas normativas, planificaciones, programas. Y, sin embargo, ¿por qué se hace una neta distinción entre lingüística pura y aplicada, o entre fonética y ortoepía, pero no entre estudio de la literatura y crítica?

"Los estudios literarios, y la poética como el que más, consisten, como la lingüística, en dos conjuntos de problemas: sincronía y diacronía. La descripción sincrónica abarca no sólo la producción literaria de una fase dada, sino aquella parte de la tradición literaria que ha sido vital o se ha revitalizado en la fase en cuestión. Así, por ejemplo, Shakespeare por una parte, y Donne, Marvell, Keats, y Emily Dickinson por otra, integran la experiencia del mundo poético inglés actual, mientras que las obras de James Thomson y Longfellow no pertenecen al conjunto de los valores artísticos viables de nuestros días. Uno de los problemas fundamentales de los estudios sincrónicos de la literatura lo constituye precisamente la selección de los clásicos y su reinterpretación por parte de una nueva tendencia. La poética sincrónica, al igual que la lingüística sincrónica, no debe confundirse con la estática: cada fase establece una discriminación entre formas más conservadoras y formas más innovadoras. Cada fase contemporánea se experimenta en su dinamismo temporal, así como, por otra parte, el enfoque histórico, en poética como en lingüística, se interesa no sólo por los factores del cambio, sino también por los factores continuos, permanentes, estáticos. Una poética histórica general, o una historia general del lenguaje, es una superestructura que hay que edificar sobre una serie de descripciones sincrónicas sucesivas.

"El querer mantener la poética aislada de la lingüística sólo se justifica cuando el campo de la lingüística se restringe más de lo debido, por ejemplo, cuando algunos lingüistas consideran la oración como la construcción analizable suprema o cuando el objetivo de la lingüística se confina simplemente a la gramática, o sólo a los problemas no semánticos de forma exterior, o al inventario de los recursos denotativos sin referencia alguna a las variaciones libres. Voegelin ha señalado con toda claridad cuáles son los problemas más importantes y más interrelacionados con los que se enfrenta la lingüística estructural, a saber, una revisión de “la hipótesis monolítica del lenguaje” y un interés por “la interdependencia de varias estructuras en el interior de una lengua dada”. Es innegable que para cada comunidad lingüística, para cada hablante, existe una unidad de lenguaje, pero este código global representa un sistema de subcódigos interconexos; cada lengua abarca varios sistemas concurrentes que se caracterizan por una función diferente..."

[Completo, en pdf, por acá]

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