¿Qué es poesía? Suena la pregunta en un salón del segundo patio del Edificio Central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, junto con historias y poemas de distinto calibre, de variable blanco. Desde este miércoles, empiezan tres días de una nueva sesión de Altaller, con más de cuarenta talleristas, jóvenes, viejos, hombres y mujeres, de SLP, Guanajuato, Zacatecas y Aguascalientes, y diez coordinadores también variopintos.
Altaller se fundó hace once años en Guanajuato, como parte de las actividades de la Red Altexto (Alianza de Editoriales Universitarias). Han surgido libros y buenos intercambios, como cuenta A.J. Aragón, de la Universidad de Guanajuato. Y este año pues a ver cómo masca la iguana, a ver de qué tamaño sale la selección sobre los textos escritos, leídos, criticados, justificados y metamorfoseados en las maratónicas sesiones.
Del texto primerizo al de quien tiene ya la sensibilidad y la técnica, ya empezamos. Es grato compartir la mesa como coordinador con el propio Aragón, con Miguel Ángel Duque, Ana Neumann, Saúl Castro, Roberto Ruiz González, Gerardo Segura, Rubén Álvarez, Sandra Granados e Irma Ruth del Ángel.
Este jueves se presentan algunos libros y siguen las sesiones. Hay quien solo necesita corrección ortográfica y otro que necesita rehacer su texto; quien ya se siente escritor de altos vuelos y algotro tiene ya sus dos o tres lectores ideales identificados (y no necesita más); otros se asumen o como escritores sino como rescatadores de historias y hay quien toma todos los comentarios al pie de la letra.
Ritmo, figuras retóricas, narrador, tiempos, intenciones, géneros literarios. Todo en la mesa.
Irónicos y tímidos, sea la palabra.
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