lunes, octubre 25, 2010

Mi amante, de Alí Chumacero

Desnuda, mi funesta amante

de piel vencida y casta como deshabitada,

sacudes sobre el lecho voces

y ternuras contrarias a mis manos,

y un crepúsculo escucho entre tu cuerpo

cuando al caer en ti agonizo

en un nacer marchito, sin el duelo

comparable al temor de tu agonía.



Contigo transparento la caída

de un alud o huracán de rosas:

suspiros de manzanas en tumulto

diciéndome que el hombre está vencido,

confuso en amarguras y vacías miradas.

En ti respondo al mundo, y en tu cuerpo

respiro ese sabor de los sepulcros;

una noche no más, y tu mirada

persiste, implora y vence entre mis ojos,

decidida a una lucha prolongada

donde el recuerdo se convierte

en esa área languidez del pensamiento,

como materia de tus ojos mismos.



Lloras a veces arrojando

fúnebres aguas de perfume ciego,

como si desprendida de una antigua idea

vinieras hasta mí, tan clara

como un ángel dormido en el espacio,

a dejar evidencia, luz y vida;

y en tus lágrimas miro surgir tu suave piel

como si en ellas prolongaras

o hicieras más probable tu existencia,

derramando el aroma de tu sueño

sobre esta soledad de tu desnudo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario