lunes, marzo 01, 2010

Terminó la FILPM 2010


Un edificio bello pero que ya no aguanta el paso y el peso de tantos visitantes, donde cada año se rompe el record de visitantes. Terminó la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, auspiciada por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Como dijo Chava Flores, un hormiguero no tiene tanto animal. ¿Cómo es posible que con tanta gente y tantos libros el promedio siga siendo de 2.9 libros al año por persona?

Fui y vine. Volví a ir y ahora estoy de nuevo en el desierto. Aún no deshago la maleta pero anoto aquí algunas adquisiciones: Materia y forma en poesía, de Amado Alonso; Pnin, de Vladimir Nabokov; A la sombra de los deseos en flor, de Ana Clavel; El final de la novela, de Marco Kunz; Teoría del infierno y otros ensayos, de Salvador Elizondo; Del fistol a la linterna. Homenaje a José Tomás de Cuellar y Manuel Payno en el centenario de su muerte, 1994, de Margo Glantz (coord.); La prohibición de mentir, de Sergio Pérez Cortés; El discurso y sus espejos, de Luisa Puig (ed.); La cresta de la ola. Reinvenciones y digresiones de la contracultura en México, de Carlos Martínez Rentería (comp.); Híkuri, de José Vicente Anaya; Compendio de literatura comparada, dirigido por Pierre Brunel e Yves Chevrel; Hermenéutica y literatura, de Gerald Nyenhuis; Velos, de Jacques Derrida y Hèlene Cixous, y El arte de la novela, de Milan Kundera.

Además, tres libros de amigos que admiro: La increible hazaña de ser mexicano, de Heriberto Yépez; Rápidas variaciones de naturaleza desconocida, de Edilberto Aldán y La noche será negra y blanca, de Socorro Venegas.

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