domingo, agosto 17, 2008

fama

"Si para hacerse rico no es necesario ser famoso, en el inframundo de la literatura nadie puede serlo sin la fama y sin los premios que depara el poder, y que el galardonado alcanza mediante la compra de sus libros, los viajes y el reconocimiento,si no del señor presidente, sí de algunos de sus ministros, directores generales, confidentes, mayordomos y, bien cierto, embajadores. Que yo sepa, desde el mismo Rubén Darío, una legión de escribanos y lameculos pretendidamente poetas han sido recibidos, en los puertos de mar y de aire, por los embajadores de sus respectivos países en aquellos otros donde van para promocionar sus tomos y venderlos a las bibliotecas públicas de cada república o dictadura. Hace poco, para dar un ejemplo, vi cómo un embajador ultra reaccionario, en una isla del Caribe, recibía con toda clase de zalemas y prebendas a un pretendido intelectual progre, protegido por un ex presidente homicida, y publicista de toda clase de cartillas promovidas por una señora que nunca aprendió ballet y se dedicó a una emisora de radio pagada con dineros de los contribuyentes".

"Premios, gloria y fortuna", Harold Alvarado Tenorio,
La Jornada Semanal, 17 de agosto de 2008

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