(en el congreso en Parras)
Hace días un individuo me preguntó por una calle,
una dirección cualquiera, como si no supiera yo, y él,
que la ciudad no existe, es un espejismo.
Los dos fingimos ubicar un lugar preciso
en el desierto y nos separamos, en silencio.
(Norberto de la Torre, El juego de la oca, 1992)
Y fingí que San Luis Potosí es ubicable, que es más que una ciudad imaginaria para hablar de ella y de la región, en un ambiente de ya admirados y otros admirables, de buen canto y algo de miedo, de ecos en las barrancas y aletear de murciélagos.
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