jueves, mayo 15, 2008

portada

" —¡Mariana! —exclamó leyendo—. ¿Qué querrá decir esto? ¿Es un nombre, o una palabra que yo no comprendo?

"Se sintió agitado por una emoción desconocida para él. Algo muy dulce conmovió el corazón de aquel hombre, ese corazón de acero, siempre cerrado hasta para las emociones más violentas.

"El libro estaba cubierto de caracteres finos y elegantes, pero no pudo comprender palabra alguna, aun cuando se asemejaban a los de la lengua del portugués Yáñez. Cogió con delicadeza la flor y la contempló largo rato. La olió varias veces, procurando no estropearla con sus dedos que nunca tocaron otra cosa que la empuñadura de la cimitarra. Experimentó de nuevo una sensación extraña, un estremecimiento misterioso. Casi con pesar colocó la flor entre las páginas y cerró el libro".

(Sandokan, de Emilio Salgari)



Así veo tu nombre en este libro, en todos los libros. Cada texto te refleja, y nos refleja, a los dos, a los cuatro que somos en el aula, en el jardín, en la sala del cine.

No debí soñarte pero te apareciste en la portada de este nuevo libro.
Aunque dicen que no se puede leer en sueños aún no me decido a abrir el libro.
No sé si lo recordaré.

1 comentario:

  1. Así se aparecen los nombres, con todos sus significados vistiéndolos, su peso y su forma cambian, una sola palabra para denominar todo lo que sentimos, lo que alguien es y no es para nosotros.

    Un nombre a veces duele, otras promete. Abre el libro, ábrelo.

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