viernes, mayo 23, 2008

fotos y datos

Viendo la historia del post anterior me quedo con la duda de qué tanto me podría enamorar de una imagen, de suicidarme por ella. Creo que podría darse. Ha pasado (lo del amor, of course, aún no me he suicidado fuera de en algunos cuentos). Me he enamorado de estrellas del cine o la televisión, de mujeres escondidas en el folio del centro y que se despliegan en la intimidad. Mi mujer está enamorada del Lex Luthor de la serie Smallville ("no es malo", gime). Igual le fue a Jaime López con Betty Boop ("de carne y hueso no es la que adoro, tal vez es su voz… tal vez es su look..."). Nos puede pasar con el personaje de un libro (Lolita o la Perla de Labuan) o hasta con el autor o autora (ver Misery). Es lugar común el caso de Dante, con su nínfula inalcanzable que imaginó en el paraiso.

La obsesión, la física y química le llaman otros, suele toparse con una máscara.

Sí, así pasa. He visto su foto en sitios de encuentro, como myspace o hi5, con su sonrisa encantadora o sus senos redondos. He visto su retrato en algún fotolog, con su piel morena, y una más me ha sorprendido con una foto "sugerente" enviada la rara vez que entro a "chatear". Soy mascota de otra amiga en su espacio y hasta me ha lobotomizado. Y sí, ya no pongo edad en esos espacios, pero trato de no mentir.

Hay muchas leyendas urbanas de ellas que ellas eran él o viveversa, conozco matrimonios que se conocieron gracias a la red, pero también en la vida real hay desengaños después de años juntos a toda hora.

No importa que ella no exista. No me suicidaría si no es lo que parece. Ha sido mía, me lo he creído. Disfruto sus imágenes, sus coqueteos, la imaginación. Finalmente la realidad es lo que captamos con los sentidos, y la vista siempre es importante para la atracción.

Las palabras como quiera que se viertan son un detonante.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario