viernes, marzo 07, 2008

Eco de Eco (y de Narciso) I

"Eco merece una digresión. Su alegría y parlachinería cautivaron a Júpiter; sorprendidos en adulterio por Juno, castigóla ésta a que jamás podría hablar por completo; su boca no pronunciaría sino las últimas sílabas de aquello que quisiera expresar".

[y nos contentamos con repetir lo que nos dice un libro, o un autor, a veces sin estar conscientes de ello]
[y los recuerdos de la niñez y la sonrisa primera]

"Viendo Eco a Narciso quedó enamorada de él y le fue siguiendo, pero sin que él se diera cuenta. Al fin decide acercársele y exponerle con ardiente palabrería su pasión. Pero.. ¿Cómo podrá si las palabras le faltan? "

[las palabras no suelen alcanzar a la belleza]
[¿quién se da cuenta de la persecusión cuando vamos en pos de otra?]

"Encontrándose solo el mancebo, desea darse cuenta de por dónde pueden caminar sus acompañantes y grita: "¿Quién está aquí?" Eco repite las últimas palabras "... está aquí". Maravillado queda Narciso de esta voz dulcísima de quien no ve. Vuelve a gritar: "¿por qué me huyes?" Eco repite: "... me huyes". Y Narciso: "¡juntémonos!" Y Eco: "...juntémonos". Por fin se encuentran. Eco abraza al ya desilusionado mancebo. Y éste dice terriblemente frío: " No pensarás que yo te amo..." Y Eco repite, acongojada: "...yo te amo". "¡ Permitan los dioses soberanos -grita él- que antes la muerte me deshaga que tú goces de mí!"

[la voz permanece y la imagen escapa, el sonido es más rápido que la luz]
[como los recuerdos]

"Huyó, implacable, Narciso. Y la ninfa así menospreciada, se refugió en lo más solitario de los bosques. La consumía su terrible pasión. Deliraba. Se enfurecía. Y pensó: "¡ojalá cuando él ame como yo amo, se desespere como me desespero yo!"

[yo no lo dije, el pecado fue callar]
[ni voz ni repetición, sólo silencio]

Ovidio. Metamorfosis. Libro Tercero III

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