lunes, mayo 14, 2007

Un Roy (ito) sobre la cultura

En nombre de Emilia (Cervantes Avalos) y Luz (Galván Salazar), las autoras y compiladoras, de Lupita (Castillo Duque), apoyo siempre, y el mio propio, gracias primero a Lucy (Delgado), Lety (Zavala), Maria Luisa (Buendía), Ramón (Ortiz) y a todo el equipo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que se encarga de difundir eso que llamamos cultura, con todas las broncas que ello implica. Gracias a los comentaristas, pues María Elena (González de Delgadillo) apoyó cuando pudo y cuanto pudo el proyecto de este libro, y lo sigue haciendo, y Efraín (Ochoa) fue amigo de Roy y lo es aún. Gracias a las instituciones, pero sobre todo a las personas más allá de camisetas más o menos bien puestas. De eso se trata, de soltar ideas y de nutrirnos con ellas.

Al poner la invitación a esta presentación en uno de mis blogs alguien me comentó “Hey, promoción cultural en San Luis, suena bien, ¿y trae fotos de la última presentación de Julieta Venegas?” No, sería la respuesta, no las trae, y no porque las ondas de Julieta no sean cultura, lo son aunque a algunos no les guste su voz, sino porque el libro es un homenaje a un amigo que murió en el año 2001 y porque terminamos este modesto homenaje en el año 2002, aunque por azares del destino y de las políticas públicas el libro vio la luz apenas el año pasado.

Cultura es también, estemos a favor o en contra, el desnudo masivo que se realizó el domingo pasado en la ciudad de México, como lo son las manifestaciones a favor o en contra del aborto, la tocadas de Inspector en Fundadores y de Mago de Oz en el auditorio Miguel Barragán, el concurso Nuestra Belleza Gay, las artesanías, el tianguis de Las Vías, los talleres que mal o bien (y con recursos o sin ellos) se organizan en las casas de barrio, las páginas de perfiles o de blogs que circulan en Internet, los círculos de lectura en los municipios, los fanzines que sacan a como dé lugar los estudiantes universitarios, y mucho más. De eso se trata el libro y de eso se trató la vida de Rogelio.

Rogelio es una persona que nos inspiró a muchos para acercarnos a la promoción, al disfrute de la cultura, entendida, como dice el maestro García Canclini, como el conjunto de procesos sociales de producción, circulación y consumo de la significación en la vida social. No se trata de productos ni de actores, sino de procesos de interacción.

De nada sirve que en determinada comunidad se hagan maravillosos bailes o que en la ciudad se hagan grandes festivales si no hay oportunidad de que los receptores adecuados sepan qué oferta hay, como usarla o apropiársela, si no se da cauce a que cada grupo organice su identidad y tenga oportunidad de presentarla ante otros grupos de la sociedad.

Me ha tocado enterarme de muchas actividades culturales hasta que en el periódico leo el éxito que tuvieron.

Entre otras cosas, Rogelio, o Roy, como era conocido entre la raza, nos mostró que hay que usar los medios, tratar de sacarles todo el jugo posible. Y eso lo saben muchas de las llamadas tribus urbanas, darketos, skatos y otros que se han apoderado de pequeños nichos en la ciudad y en Internet para dar a conocer sus creaciones. Rogelio hizo de Radio Universidad una escuela y un altavoz de las más diversas tendencias, y muchos programas de hoy vienen a ser sus herederos.

La adecuada difusión de convocatorias, oportunidades, concursos y talleres es parte de lo que hizo Roy con la gente que conoció. No queremos pintar a un santo, sino a alguien que con todos sus errores trató de vivir tranquilo con su conciencia, sin dejarse llevar por intereses grupales, de poder o de política, aunque sí fue muy político.

Politizar no es partidizar, y en eso nos falta mucho por aprender. La política cultural es el conjunto de acciones que aseguran la acción gestora del Estado en cuanto a acciones, gastos, leyes y programas. Sin embargo la mayoría de las veces parece que no hay una política, sino muchas acciones sin relación entre ellas. Como cuando leemos un periódico o miramos la televisión; parecriera que las noticias están aisladas y surgen por generación espontanea, cuanto todo tiene su porqué y su por dónde. Si acaso hay un cierto mecenazgo y un apoyo al intercambio artístico pero no hay un plan.

El libro trata de recuperar las ideas y propuestas de Roy, y no es que él las haya inventado, pero trató de dar a conocer teorías como las de Bonfil Batalla, Lucina Jiménez o García Canclini, de una forma sencilla, amena. Su papel era el de facilitador, pero a diferencia de muchos su papel lo asumía como una especie de misión de entrega a los demás, producto de su estancia en el seminario y su militancia en la teología de la liberación.

Estudiar la cultura no debería ser algo aburrido. Expresarnos y aceptar otras expresiones debería ser lo más fácil del mundo, pero nos empeñamos en hacernos la vida complicada y en pelearnos por imbecilidades, en un sistema que parece premiar sólo las peticiones hechas a gritos, o las actitudes más serviles hacia el poder.

Revisemos las páginas culturales de los diarios, ¿qué encontramos? La mayoría parece haber quedado atrás de la inmensa oferta cultural de San Luis Potosí. Los jóvenes y adultos, la comunidad gay, los ancianos o adultos en plenitud necesitan algo más y parecemos no entenderlo.

Aunque nunca ha sido la sección a la que más espacio o tiempo se le dedica, hubo un tiempo en que los medios peleaban por tener lo mejor, que entre los periodistas de los medios había una competencia sana. Hay esfuerzos independientes que no son todo lo conocidos que debieran.

Ya hay profesores que han encargado a sus alumnos hacer reseñas sobre el libro, incluso hay quienes ya lo han tomado como libro de apoyo en la enseñanza, se ha comentado en varios medios nacionales, pero sentimos que nos falta mucho.

El objetivo es rendir un homenaje a un amigo que se fue pero queremos llegar más allá, por eso el título es Promoción cultural en San Luis Potosí. Se trata de propiciar un debate que parece ausente en tiempos de levantones del narco, y de figuras a imitar como Adal Ramones o Chespirito, elevados a la categoría de intelectuales. Los medios se escudan en que la gente pide eso, pero no presentan otras opciones y sólo se ofrecen escandalitos de todo tipo, de personas que no influyen en nuestra vida.

Cincuenta años de vida son muy poco, y se quedan pendientes muchos proyectos. Roy quería dedicarse a un taller de filosofía, y ya no pudo lograr. Quería traer al Valedor Tomás Mojarro a dar cursos de radiodifusión. Ojalá alguna dependencia oficial haga eco de lo que en este libro se dice y promueva actividades, acoja a los artistas de todo tipo no para volverlos orgánicos, sino para que disminuya el actual clima de polarización, con respeto hacia las diferencias.

Ojalá el gobierno asuma la crítica y los críticos no se dejen ganar por la víscera, que pasa mucho. Para sobrevivir requerimos planeación, tanto en lo urbano como en lo social y cultural. Se necesita juntar opiniones y puntos de vista de todos los grupos, aunque no siempre se pueda satisfacer a todos. Roy, eso nos queda, trabajó por ideas, no por intereses. Criticó, pero no puso todo en blanco y negro. Ojalá podamos seguir la plática, la continuación de sus ideas e ideales, en todo tipo de foros.

Rogelio y nuestro estado se lo merecen. Lo necesitan.

Gracias.

San Luis Potosí, SLP, 11 de mayo de 2007

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