jueves, diciembre 07, 2006

Blancornelas

Alexandro Roque

En un año en que ya ha habido nueve asesinatos de periodistas, y cuando el ejercicio de esta profesión en México es considerado el segundo más peligroso a nivel mundial (después de en Iraq), se resiente más la pérdida de un periodista potosino que escapó a las balas del narcotráfico y puso el ejemplo a nivel nacional, don Jesús Blancornelas, quien falleció el pasado 23 de noviembre en su tierra adoptiva, Tijuana, donde libró sus más peligrosas batallas.

Nacido en 1936 en San Luis Potosí, Blancornelas se inició en las páginas deportivas de un diario local, pero como muchos periodistas locales salió de la ciudad para encontrar otras formas de hacer periodismo. En una entrevista a la revista La Insignia, y acerca de la falta de solidaridad en el gremio periodístico, dijo: “La recuerdo desde cuando me inicié en San Luis Potosí. Entonces ni siquiera nos hablábamos los reporteros de un diario con los del competidor. Entonces la entendí como consecuencia de competencia. Pero ahora están muy definidos los intereses económicos en las empresas”.

Fundador del diario ABC y del semanario Zeta, Blancornelas criticaba al poder y seguia los pasos del narcotráfico. Siempre con nombres y apellidos. Uno de sus acusados fue Jorge hank Rhon, hijo del patriarca del grupo Atlacomulco, dueño del grupo Caliente y actual alcalde de Tijuana, quien según el diario La Jornada descartó un homenaje p´sotumo oficial a don Jesús: "quien tiene que irse se va, y los que nos quedamos, nos quedamos a trabajar..."

En 1997 escapó a una emboscada aun con cuatro balas en su cuerpo. Antes fue asesinado otro fundador de Zeta, Héctor el Gato Félix Miranda, al parecer a manos de guaruras del

Sólo el cáncer lo venció. Ni las balas. ¿Cuántos hay de esos?

Entre los datos que se han publicado a raíz de su fallecimiento, encontramos que en una entrevista para el sitio de internet Impunidad.com, mencionó: “si yo dejara de mencionarlos (a los narcotraficantes), si no dijera lo que están haciendo, pensarían ‘ese cuate ya se dobló’. Si ellos vieran eso, le harían lo mismo a otros compañeros. Para mi escribir sobre ellos es como un seguro de vida”.

Y que sobre el premio nacional de periodismo, pedía que no se tuvieran que enviar trabajos, sino que hubiera comités regionales que dieran seguimiento al trabajo diario de los periodistas.

Nueve periodistas muertos en lo que va del año. ¿Cuántos más se necesitan? ¿Cuándo nos empezaremos a organizar?

Ni uno más...

(Revista Transición n. 8, diciembre de 2006)

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