viernes, septiembre 29, 2006

Centenario de Manuel José Othón 1 (Hugo Gutiérrez Vega)


(tomado de La Jornada Semanal, domingo 28 de agosto de 2005, núm. 547)

ACERCAMIENTOS A MANUEL JOSÉ OTHÓN
(II de IX)

Para Marco Antonio Campos, el "Idilio salvaje" es un poema "desgarradoramente melancólico". Tiene razón, pues siendo justamente prolijo en el enunciado de los estados de conciencia y de los sentimientos encontrados, apenas nos permite asomarnos al drama humano que no produjo en ella "ni la moral dolencia, ni el dejo impuro, ni el sabor del llanto". Y sí produjo en él un "horrible disgusto de mí mismo". Hay en este alto poema exaltación y desesperanza, en él se reúnen la emoción y la perfección formal y su escenario dramático da profundidad tanto al impulso lírico como al deslumbramiento de los sentidos. Por estas razones, pido disculpas a los maestros de la catalogación y evito detenerme en las consideraciones sobre la estirpe neoclásica, premodernista o modernista del "Idilio...". Es difícilmente clasificable. Abramos un apartado único y exclusivo para él en el gran recuento, canónico o marginal, de la poesía de todas las lenguas y de todos los tiempos.

Fue Othón en su momento, neoclásico, entró al mundo del romanticismo con su poema "El canto de Lord Brock", incursionó por los aires del modernismo del que abominaba y fue siempre fiel a su propia voz y a sus preocupaciones más íntimas. Todas estas influencias y la originalidad irreductible encuentran su cumbre mayor en el "Idilio salvaje". Pero pasemos a considerar algunos aspectos de su biografía para intentar una mejor comprensión de su obra. En su caso, como en el de muchos otros poetas, funciona la idea de Ungaretti: "Todo libro de poemas es una –o en parte– bella biografía."

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