«La república de las letras es, en realidad, una aristocracia. Y "poeta" siempre ha sido un titre de noblesse. Aunque en el periodo romántico la nobleza del poeta ya no fue sinónimo de mera superioridad y adoptó un carácter adverso: el poeta como avatar de la libertad. Los románticos inventaron al escritor heroico, una figura central de la literatura rusa (la cual no se desarrolla hasta comienzos del siglo XIX); y como en efecto ocurrió, la historia hizo de la retórica una realidad. Los grandes escritores rusos son héroes (no tienen opción si han de ser grandes escritores) y esa literatura continúa fomentando las nociones románticas del poeta. Para los poetas rusos modernos la poesía defiende el inconformismo, la libertad, el individualismo frente a la sociedad, el presente despreciable y vulgar, el esclavo comunitario. (Como si la prosa en su verdadero estado fuera, en definitiva, el Estado). Por ello es natural que insistan en el carácter absoluto de la poesía y su diferencia radical con la prosa.
»La prosa es a la poesía, afirmó Valéry, lo que el andar a la danza: la supuesta superioridad inherente de la poesía en los románticos apenas se limita a los grandes poetas rusos. Siempre es una caída, sostiene Brodsky, que un poeta elija la prosa, es "como pasar del galope tendido al trote". El contraste no sólo se refiere a la velocidad, desde luego, sino a la masa: la naturaleza compacta de la poesía lírica frente a la cabal extensión de la prosa. (Gertrude Stein, aquella virtuosa del arte antilacónico, de la prosa extensa, sostenía que la poesía es sustantivos, la prosa, verbos. Es decir, el genio característico de la poesía es nombrar; el de la prosa, mostrar el movimiento, el proceso, el tiempo: el pasado, el presente y el futuro). La prosa reunida de todo poeta excepcional que haya escrito prosa de excepción —Valéry, Rilke, Brecht, Mandelstam, Tsvietáieva— es mucho más voluminosa que el conjunto de su poesía. En literatura hay algo semejante al prestigio que los románticos conferían a la esbeltez.
»Que los poetas escriban prosa con regularidad y los prosistas casi nunca poesía, no es, como sostiene Brodsky, prueba de la superioridad de esta última. Para él, "El poeta, en principio, es 'superior' al prosista… pues un poeta menesteroso es capaz de sentarse y redactar un artículo, mientras que, en parecidos apremios, a un prosista apenas se le ocurriría pensar en un poema". Pero el meollo sin duda no es que escribir poesía sea menos rentable que escribir prosa, sino que es singular: la marginación de la poesía y su público; lo que antaño se tenía por un oficio común, como tocar un instrumento musical, parece en la actualidad coto de lo difícil e intimidante. Ya no sólo los prosistas, sino en general la gente cultivada, no escribe poesía. (Al igual que la poesía, como había sido común, ya no se memoriza). El desempeño mismo en la literatura moderna está condicionado en parte por el amplio descrédito de la noción de virtuosismo literario; por la manifiesta merma de virtuosismo. Parece absolutamente extraordinario que hoy alguien pueda escribir una prosa brillante en más de un idioma: nos maravillan Nabokov, Beckett y Cabrera Infante, pero hasta hace dos siglos semejante virtuosismo se habría dado por sentado. Lo mismo sucedía, hasta fecha reciente, con la capacidad de escribir poesía así como prosa.
»En el siglo XX, la escritura de poemas tiende a ser la distracción juvenil del prosista (Joyce, Beckett, Nabokov…) o una actividad ejercida con la mano izquierda (Borges, Updike…). Ser poeta es presuntamente más que escribir poesía, incluso poesía excepcional: Lawrence y Brecht, quienes escribieron grandes poemas, no son tenidos en general por poetas de excepción. Ser poeta es definirse, y persistir en seguir siendo (a pesar de todo), sólo poeta. Así, Thomas Hardy, que fuera considerado por todos ejemplo literario en el siglo XX en cuanto prosista excepcional y también gran poeta, renunció a la novela para así escribir poesía. (Hardy dejó de ser prosista. Se convirtió en poeta). En este sentido, el concepto romántico de poeta, el que sostiene la máxima relación con la poesía, ha prevalecido, y no sólo entre los escritores rusos modernos...»
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lunes, enero 16, 2017
miércoles, diciembre 14, 2016
Prosa y poesía - Eduardo Lizalde
«No cabe duda de que muchas novelas y muchos poemas son una especie de sandwich de poesía y prosa, y está muy bien que lo sean; y tampoco hay duda de que muchas veces un poema del Canto General es más prosa que un cuento de Kafka. Nada de esto interesa.
»Toda la cuestión se reduce, parece, a un problema de aire, de aire verbal. El aire, el aliento del habla poética es absolutamente distinto del aire prosaico. La enunciación de los conceptos en prosa admite más libertad conceptual, mayor distancia interior para expresar una idea o una imagen. El aire de los poetas es como el de los corredores hechos para los cien metros y no para el maratón: es tanto aire como el otro pero se gasta de manera distinta, se invierte todo en un soplo, de golpe, en los cien metros (que nada tienen que ver con la métrica). Punto. Esto es una prosa y muchos lo discutirán. Punto.»
En La zorra enferma (1974)
»Toda la cuestión se reduce, parece, a un problema de aire, de aire verbal. El aire, el aliento del habla poética es absolutamente distinto del aire prosaico. La enunciación de los conceptos en prosa admite más libertad conceptual, mayor distancia interior para expresar una idea o una imagen. El aire de los poetas es como el de los corredores hechos para los cien metros y no para el maratón: es tanto aire como el otro pero se gasta de manera distinta, se invierte todo en un soplo, de golpe, en los cien metros (que nada tienen que ver con la métrica). Punto. Esto es una prosa y muchos lo discutirán. Punto.»
En La zorra enferma (1974)
lunes, marzo 14, 2016
Credo y técnica para la prosa moderna - Jack Kerouac
1. Libretas secretas con apuntes y páginas brutalmente mecanografiadas; pura alegría privada.
2. Sumiso a todo, abierto, atento.
3. No emborracharse nunca fuera de casa.
4. Amar la vida propia.
5. Algo que sientas va a encontrar su forma única.
6. Hay que convertirse en un santo estúpido.
7. Hay que respirar tan profundo como se quiera respirar.
8. Lo mejor es escribir desde el fondo del espíritu como si no hubiera fondo.
9. Las visiones indecibles del individuo.
10. No darle a la poesía más tiempo del que exactamente demande.
11. Tics visionarios que se agitan en el pecho.
12. Soñar en trance con el objeto que se tiene delante.
13. Suprimir las inhibiciones literarias, gramaticales y sintácticas.
14. Ser, como Proust, un viejo ebrio del té del tiempo.
15. Contar la verdadera historia del mundo bajo la forma de un monólogo interior.
16. El centro de interés es una piedra preciosa, el ojo dentro del ojo.
17. Escribir con los recuerdos y asombrándose de uno mismo.
18. Trabajar desde el expresivo ojo central, nadar en el mar de la lengua.
19. Aceptar que se puede perder sin remedio.
20. Creer en el santo contorno de la vida.
21. Luchar para bocetar el flujo que existe ya intacto en la mente.
22. No hay que pensar en palabras al detenerse, excepto para contemplar el cuadro completo.
23. Preservar la huella de cada día, la fecha que es emblema de las mañanas.
24. No sentir temor ni vergüenza en la dignidad de la experiencia, el lenguaje y el conocimiento.
25. Escribir para que el mundo lea y se reconozca en tus propias imágenes.
26. Una película hecha libro es una película en palabras, la forma visual americana.
27. Celebrar el carácter en la árida soledad inhumana.
28. Composiciones indómitas, indisciplinadas, puras, que provienen de abajo, cuanto más insensatas mejor.
29. Siempre somos genios.
30. Director-escritor de películas terrenales patrocinadas y angeladas en el Paraíso.
viernes, enero 20, 2012
La vacilación de la lengua como algo sagrado...
"Los profesores, en nuestras clases, tenemos que valorar la vacilación de la lengua como algo sagrado, preservarla en lo insondable de la materia que enseñamos. Escribir una oración breve puede ser una operación compleja y dificilísima. Se ponen en juego no sólo la circulación de las palabras, también los silencios, las jergas, la cadencia, el fraseo. El lenguaje corre allí con su energía creadora. La polisemia de la lengua es casi permanente: es imposible hablar sin matices, es imposible desatender a la vitalidad de ciertas frases y tonos. Los acentos de un poema nos revelan un mundo y nos ocultan otros. La intensidad de una prosa que nos afecta puede perturbarnos".
"Los alumnos que leen y escriben poesía en el aula se acercan al secreto más misterioso de la creación. Cuando los estudiantes elaboran argumentaciones y construyen relatos hablan también, siempre, de su propia identidad. Vivimos en un mundo que se desborda de señales, que está repleto de mensajes. Cada gesto, cada color, las posturas, incluso los silencios tienen algo para decirnos".
"Los alumnos que leen y escriben poesía en el aula se acercan al secreto más misterioso de la creación. Cuando los estudiantes elaboran argumentaciones y construyen relatos hablan también, siempre, de su propia identidad. Vivimos en un mundo que se desborda de señales, que está repleto de mensajes. Cada gesto, cada color, las posturas, incluso los silencios tienen algo para decirnos".
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