«Rodrigo Fresán: "Me siento cada vez más alejado de lo tesimonial"», en Página 12.
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sábado, febrero 15, 2020
Una pileta - Rodrigo Fresán
«Los libros que más me interesan suelen transcurrir en las cabezas de los personajes. Si hay un problema es que los best sellers son cada vez peores. Yo me eduqué en una época donde con los best sellers podías aprender mucho, como los libros de Morris West, de Irving Wallace, de Leon Uris o de Harold Robbins; en comparación con Cincuenta sombras de Gray, hay una diferencia abismal. Eran best sellers que estaban bien hechos, que tenían clara conciencia de su utilidad y del lugar que ocupaban y además eran libros que te permitían saltar. Yo siempre uso la imagen de cuando te metés a una pileta y te vas arriesgando cada vez más a ir a lo hondo; de repente no hacés más pie y perdés el miedo y te das cuenta de que está bueno no hacer pie. El camino del lector parte de una seguridad absoluta y se va arriesgando a meterse cada vez más en lo hondo. Ahora la mayoría de los best sellers son piletas planas; te niegan el riesgo a flotar o aprender a nadar. No tengo ninguna preocupación ni pena por Joyce, Proust, Kakfa, Salinger, toda la buena literatura, porque se va a seguir leyendo y probablemente tenga cada vez más lectores por una cuestión demográfica. Pero no sé cuánta gente lee hoy a los 12 o 13 años El lobo estepario, de Hermann Hesse, para usarlo como trampolín y saltar a otros libros. Como se leía En el camino de (Jack) Kerouac o Un mundo feliz de (Aldous) Huxley; esos eran trampolines hacia otros libros.
lunes, marzo 19, 2018
Sueños y escritura - Rodrigo Fresán
«Todos somos más o menos iguales en los sueños, aunque seamos todos diferentes en cuanto a lo que soñamos, ¿no? Pero la diferencia reside básicamente en lo que hace el escritor cuando se despierta con eso que soñó. La mayoría de la gente o lo cuenta en el bar o lo anota en un librito o lo cuenta al psicoanalista. Los sueños no tienen mucha más potencia que un chiste. Cuando cuentas un chiste, dices mira lo que me pasó, aunque no te haya pasado nada. Hay obras famosas de la literatura que surgen directamente a partir de sueños. El asunto del doctor Jekyll y mister Hyde es un caso que Stevenson lo sueña...
»Estoy escribiendo la tercera parte pero ya muy sobreseguro, porque ya muchas cosas que me parecía que no cabían en La parte soñada van directamente a la tercera parte ya. Y de hecho, una vez armada la estructura, y pensados los títulos, me gustaba mucho esta idea de pensar y utilizar los tres motores básicos que uno tiene a la hora de narrar, que son la invención, el sueño y el recuerdo. Ver cómo funcionaban. De hecho, si bien todos los libros están escritos en español, a mí me gusta pensar que cada uno va a estar escrito en un idioma diferente, que van a pertenecer a cómo se te ocurren las cosas, cómo sueñas las cosas o cómo recuerdas las cosas. Pero un recuerdo a veces puede ser un invento y un sueño también. O sea, que están bastante implicadas e imbricadas las tres facetas...»
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De una entrevista publicada en Diario Córdoba.
»Estoy escribiendo la tercera parte pero ya muy sobreseguro, porque ya muchas cosas que me parecía que no cabían en La parte soñada van directamente a la tercera parte ya. Y de hecho, una vez armada la estructura, y pensados los títulos, me gustaba mucho esta idea de pensar y utilizar los tres motores básicos que uno tiene a la hora de narrar, que son la invención, el sueño y el recuerdo. Ver cómo funcionaban. De hecho, si bien todos los libros están escritos en español, a mí me gusta pensar que cada uno va a estar escrito en un idioma diferente, que van a pertenecer a cómo se te ocurren las cosas, cómo sueñas las cosas o cómo recuerdas las cosas. Pero un recuerdo a veces puede ser un invento y un sueño también. O sea, que están bastante implicadas e imbricadas las tres facetas...»
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De una entrevista publicada en Diario Córdoba.
martes, mayo 23, 2017
Escribir - Rodrigo Fresán
«La cantidad abrumadora de publicaciones que hay están ligadas directamente a los blogs y Twitter y todo eso. Mucha gente que nunca hubiera escrito en su vida de repente piensa que puede escribir y lo hace y hay una cierta necesidad de que aparezca algo nuevo. Eso se ve en cómo se maneja la industria editorial norteamericana o inglesa o alemana: una primera novela promisoria es mucho más excitante que una tercera novela muy buena de un escritor con dos buenos libros detrás. Hay una especie de apuesta a la novedad. Y si es joven mejor, y si es joven un poco freaky mejor todavía, y si es joven, un poco freaky y su padre pertenecía al clan Manson mejor todavía, y así...»
Y sí, me encantaría transcribir trozos enormes de La parte inventada.
sábado, diciembre 26, 2015
Navidad - Rodrigo Fresán
«La pregunta es, claro: ¿se cree en la Navidad o es la Navidad la que cree en nosotros? […] La Navidad como patología supuestamente curativa. Charles Dickens, Frank Capra, etcétera. Tal vez la Navidad no sea un virus. Tal vez la Navidad sea una droga. Alto poder adictivo. Histeria colectiva. No se puede parar, casi imposible desengancharse. Un compuesto químico que obliga a sonreír a todo el mundo, a abrazarse y convencerse de que la Navidad (y su secuela inmediata: el Año Nuevo, y su coda infantiloide: Reyes Magos) equivale a la invención de la felicidad. O a la felicidad de la invención.»
(La parte inventada)
(La parte inventada)
miércoles, diciembre 16, 2015
Vader, Shakespeare, Fresán, el lado oscuro y exámenes finales
Hay personas y personajes que no requieren pasado, hay otras y otros cuyo pasado es lo importante. Cuando yo los conocí, Hannibal Lecter y Darth Vader ya eran. Como pasa en ciertas relaciones, así los quise. Y es que nacemos el día en que nos conocemos, o algo así dice la canción.
No me llenó mucho conocer los orígenes. Los episodios 1 a 3 de La guerra de las galaxias (Star Wars) no estuvieron a la altura de los recuerdos infantiles —no supe que Una nueva esperanza era el episodio 4 cuando lo vi en el cine Plan de San Luis, ni me importó—, con sus larguísimas persecuciones y explicaciones no pedidas. Si acaso los villanos que tampoco tenían una historia tan visible, Darth Maul o el general Grievous, reanimaron la memoria.
Durante esta semana, ya casi Navidad, semana de exámenes finales en la escuela donde doy clase, llega un nuevo capítulo de la saga a los cines. El siete: La fuerza despierta. Mercadotecnia y expectación por doquier, comentarios encontrados. La nostalgia nos gana a muchos aunque sepamos, a golpe de episodios, que ya nada es lo mismo. Habrá que verlo. Son ecos (distorsionados como todos, casi todos) de personajes de mitos y novelas que fueron mis amigos: Odiseo, Hércules, Hyde, Frankenstein, Gulliver, Sandokan, Jean Valjean...
En cada salón de clase, al llegar a aplicar el examen, he puesto en mi teléfono la Marcha Imperial para, digamos, hacer ambiente. Algunos ríen, otros me miran asombrados. "¡Qué malo, profe!" Antes me incomodaba, pero el lado oscuro tiene su encanto. Y me visto de negro. Ya lo decía Shakespeare:
Mejor ser vil que tal considerado
Cuando, sin serlo, esta culpa te achacan,
Y un lícito placer pierdes, que tanto
Los demás condenan, pero no tu alma.
Pues ¿por qué los ojos espurios de otros
Han de juzgar a mi impetuosa sangre;
O espiar mis flaquezas quien es más flojo
Y estima malo lo que yo, agradable?
No, yo soy el que soy; y los que apuntan
A mis desmanes, los propios exponen;
Habrá en sus ojos una torcedura,
Que sus juicios no ensucien mis acciones.
A no ser que esta máxima sostengan:
Todo hombre es malo y en su maldad reina.
Les comparto un fragmento de La parte inventada, de Rodrigo Fresán, y que la fuerza esté con ustedes.
No me llenó mucho conocer los orígenes. Los episodios 1 a 3 de La guerra de las galaxias (Star Wars) no estuvieron a la altura de los recuerdos infantiles —no supe que Una nueva esperanza era el episodio 4 cuando lo vi en el cine Plan de San Luis, ni me importó—, con sus larguísimas persecuciones y explicaciones no pedidas. Si acaso los villanos que tampoco tenían una historia tan visible, Darth Maul o el general Grievous, reanimaron la memoria.
Durante esta semana, ya casi Navidad, semana de exámenes finales en la escuela donde doy clase, llega un nuevo capítulo de la saga a los cines. El siete: La fuerza despierta. Mercadotecnia y expectación por doquier, comentarios encontrados. La nostalgia nos gana a muchos aunque sepamos, a golpe de episodios, que ya nada es lo mismo. Habrá que verlo. Son ecos (distorsionados como todos, casi todos) de personajes de mitos y novelas que fueron mis amigos: Odiseo, Hércules, Hyde, Frankenstein, Gulliver, Sandokan, Jean Valjean...
En cada salón de clase, al llegar a aplicar el examen, he puesto en mi teléfono la Marcha Imperial para, digamos, hacer ambiente. Algunos ríen, otros me miran asombrados. "¡Qué malo, profe!" Antes me incomodaba, pero el lado oscuro tiene su encanto. Y me visto de negro. Ya lo decía Shakespeare:
Mejor ser vil que tal considerado
Cuando, sin serlo, esta culpa te achacan,
Y un lícito placer pierdes, que tanto
Los demás condenan, pero no tu alma.
Pues ¿por qué los ojos espurios de otros
Han de juzgar a mi impetuosa sangre;
O espiar mis flaquezas quien es más flojo
Y estima malo lo que yo, agradable?
No, yo soy el que soy; y los que apuntan
A mis desmanes, los propios exponen;
Habrá en sus ojos una torcedura,
Que sus juicios no ensucien mis acciones.
A no ser que esta máxima sostengan:
Todo hombre es malo y en su maldad reina.
Les comparto un fragmento de La parte inventada, de Rodrigo Fresán, y que la fuerza esté con ustedes.
"Tan tan tan ta-tatán tan..." Comprende que está en graves problemas cuando, al escuchar un sonido extraño en su casa y no poder ubicar de dónde surge (surge, ah, qué verbo tan sónico), finalmente descubre que ese sonido sale de su propia boca. De entre dientes apretados. Y que no es otra cosa que su voz cantando por lo bajo, grave, marcial, el ominoso e inmediatamente pegadizo e inolvidable motivo musical con el que se marcan las entradas y salidas de escena del oscuro y asmático Darth Vader en las películas de la saga Star Wars.
Así que en eso estaba él, avanzando por una casa que ahora le queda demasiado grande. Y se mueve por los pasillos y habitaciones sospechando que, tras ellos y bajo ellas, hay más pasillos y más recintos. No como en la más imperial y opresora de las naves espaciales sino más cerca de esas mansiones de película victoriana que muestran a mayordomos y sirvientas apareciendo de pronto, como fantasmas vivos y obedientes a los que se ha convocado gracias a una red de campanillas y timbres, brotando de puertas disimuladas en las paredes por el empapelado y la pintura y las telas y tapices a los que se accede entrando en armarios sin fondo desembocando en escaleras que conducen a las profundidades. Así, Darth Vader ha retrocedido en el tiempo y camina, imponente, por un escenario de falsa campiña inglesa sin entender cómo ha ido a dar ahí desde su galaxia muy pero muy lejana.
lunes, noviembre 09, 2015
Lector de mí mismo - Rodrigo Fresán
«Hay ciertas zonas del acto de escritura sobre las que no me interesa pensar demasiado ni me interesa aclararme tampoco. Cuando uno va a un espectáculo de magia, se encuentra con dos tipos de espectadores: aquellos que intentan averiguar cómo se realiza el truco y aquellos que se rinden a la ilusión. En este sentido como escritor y como lector, no me interesa saber absolutamente todo; creo que los escritores, que los hay y todo mi respeto hacia ellos, que trabajan con fórmulas, esquemas y sistemas y que se ponen a escribir desde la conciencia previa de la certeza se divierten menos porque renuncian a una parte muy interesante de la escritura: la lectura de la misma escritura. Yo los momentos en los que más disfruto escribiendo son aquellos en los que me descubro como lector de mí mismo, sorprendido por lo que se me ocurrió.»
«Cuando se publicó, me preguntaban de qué iba La parte inventada y yo solía decir que es una novela sobre una de los temas más transgresores, escandalizantes e incómodo que pueda existir hoy: leer y escribir. Son actividades cada vez menos frecuentes y más extrañas; no hay narcotraficantes ni millonarios sadomasoquistas, ni tampoco drogas duras o afán de épater que sea tan inquietante como leer y escribir. Evidentemente, para mí no es nada inquietante, yo no puedo hacer otra cosa que leer y escribir, y tampoco quiero hacer otra cosa que no sea leer y escribir.»
«Cuando se publicó, me preguntaban de qué iba La parte inventada y yo solía decir que es una novela sobre una de los temas más transgresores, escandalizantes e incómodo que pueda existir hoy: leer y escribir. Son actividades cada vez menos frecuentes y más extrañas; no hay narcotraficantes ni millonarios sadomasoquistas, ni tampoco drogas duras o afán de épater que sea tan inquietante como leer y escribir. Evidentemente, para mí no es nada inquietante, yo no puedo hacer otra cosa que leer y escribir, y tampoco quiero hacer otra cosa que no sea leer y escribir.»
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