miércoles, febrero 15, 2017

La personalidad del tiempo - Juan Carlos Ramos Treviño

«El abuelo de un poeta campesino contaba que había asestado un golpe tan fuerte a un perro callejero que lo atacaba, que su brazo penetró por el hocico hasta las vísceras, y en la brusca retracción del movimiento, el animal quedó como un calcetín vuelto al revés, después, ladró a la inversa (¿has oído un ladrido inverso?) y se alejó recogiendo sus raros pasos por un camino que se diluía hacia otras dimensiones a través del portal de la noche.

«El tiempo y el espacio constituyen la matriz de un universo; sus dimensiones, elementos y sucesos dependen de la capacidad onírica de la divinidad que se atreve a nombrarlo. En Alicia en el País de las Maravillas, ella dialoga sobre el tema del tiempo con el Sombrerero:

Alicia suspiró fastidiada.
—Creo que ustedes podrían encontrar mejor manera de matar el tiempo —dijo— que ir proponiendo adivinanzas sin solución.
—Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo —dijo el Sombrerero—, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!
—No sé lo que usted quiere decir -protestó Alicia.
—¡Claro que no lo sabes! —dijo el Sombrerero, arrugando la nariz en un gesto de desprecio—. ¡Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el Tiempo!
—Creo que no —respondió Alicia con cautela—. Pero en la clase de música tengo que marcar el tiempo con palmadas.
—¡Ah, eso lo explica todo! —dijo el Sombrerero—. El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj. Por ejemplo, supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las clases, pues no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo en un abrir y cerrar de ojos haría girar las agujas de tu reloj.

»El tiempo al que se refiere tiene una personalidad que espera determinadas relaciones y las establece según sus interlocutores. Aquí, la voluntad divina de la imaginación literaria se tensiona en la trama y en los personajes, pues también se duelen de que el tiempo no responda a sus deseos; su condición existencial es también un acaecer en dramas, azares, con-sentidos desde otros sentidos sin-sentido que dan sentido; oficios, ocupaciones y otras formas de estar en otro o en otros universos sui géneris, hologramáticos y sicodélicos.»

De "El tiempo es todo un personaje", en revista Desocupado.

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