Murió Prince, o TAFKAP ("El artista antes conocido como Prince"), o como quiera que se hiciera llamar estos años el gran músico Prince Rogers Nelson. Lo oí, lo oía, desde aquella muy, muy lejana década de 1980, la segunda de mi vida: Madonna, Boy George, Bob Dylan, Billy Joel, Rolling Stones, Leonard Cohen, Led Zeppelin... Empezaban los videoclips a matar a las estrellas de radio.
Siento (otra vez) que se va cada vez más la juventud.
Su imagen en el escenario estaba a la par de su música: provocación pura, trastocamiento. Prince iba más allá de lo pop, con experimentos musicales que le causaron aumentos y disminuciones de fans por igual. Hasta a su nombre renunció, para seguir viviendo y buscar otras formas de hacer música, de ser, y (antes de la estúpida moda de transexualizar la arroba) se refugió en un icono impronunciable, masculino y femenino.
Hace un tiempo vi esta imagen y hoy la busqué. Toca una melodía para mí, parece decir Prince en su asteroide. El arte justifica los medios, parecía decir El Príncipe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario