jueves, abril 21, 2011

Notas sobre Judas

Y el Iscariote fue colocado por Dante en la boca del demonio, en su Comedia que se ganó el mote de Divina. Como el máximo traidor de todos los tiempos, las piernas de Judas salían de las fauces de una de las cabezas de Lucifer, con la cabeza y el tronco adentro. Recibió 30 monedas por decir dónde estaba su maestro y cuando lo encontraron les dijo a los soldados que era al que besaría. Y unas horas más tarde, al mismo tiempo, ambos estaban muertos, colgados.

Fue hasta hace no mucho que se reivindicó en parte a este discípulo de Cristo, el instrumento en esta historia de una entidad divina en esta historia. El villano favorito.

Descripciones literarias sobre el Iscariote y su papel de antagonista las he visto en Niklos Kazantzakis, Giovanni Papini, Jorge Luis Borges o Joaquín Antonio Peñalosa, pero su imagen y sus apropiaciones se han extendido a toda la cultura. El sábado santo o de gloria se queman los judas, casi siempre con la figura de Luzbel (o Satanás, o el Diablo, o el Chamuco, o el Patas de Cabra, o el Demonio), en medio de cohetes y risas, pero también con la efigie caricaturizada del traidor de moda, sea político o funcionario cultural.

En cuanto a música, ahí tenemos a grupos como Judas Priest. Podemos oír a Metallica con su Beso de Judas, o a Mago de Oz con su Judas, por no hablar de la ya clásica Jesucristo Superestrella, de Lloyd y Weber.

Es fácil decir que hay Judas, pero hay quienes ni este mote merecen, porque no contribuyen, ni siquiera involuntariamente, al bien colectivo. Por lo menos éste fue designado, o se arrepintió, o no supo lo que hacía. Otros ni eso.

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