miércoles, octubre 07, 2009

elizondiano

¿Ya lo olvidaste? Es un hecho indudable que cuando ella cruzó la puerta tú, sentado muy sonriente con un gorro de oso panda, soplaste al compás del papá de Salomón, los pequeños fuegos se apagaron y la imagen fotográfica que tenías al frente, donde ella sonríe, se hizo borrosa. Como el tintineo de las monedas de golpe te cayó el veinte de casi llegar a los cuarenta. Un instante en el que cabe toda una vida. Todo ha cambiado desde que se abrió la puerta. Todo es extraño, pero es.

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