sábado, marzo 28, 2009

La hora de la tierra

Creo que fui el único loco, al menos en la cuadra, que atendió al llamado, a pesar de que la invitación surgió en todas partes, en medios de comunicación y por correo electrónico. Por la ventana vi que todas las casas tenían la luz y la música encendidas.

Ningún objeto encendido, todo desconectado. Apenas una vela en el centro de la sala mientras trataba de oír si la tierra respira, que ritmo tiene la pobre. Se trataba de constribuir al equilibrio, a la vida de este lugar donde los parásitos han construido ciudades y llenan de basura tierra, aire y agua, donde nadie recuerda nada.

Fue estar sentado en mi sillón, con el celular apagado (no hay nadie que me llame pero algún mérito debe tener) tarareando una canción mientras adivinaba las sombras, pensar en cuántos se preocupan por comunicarse con lo que nos rodea y no sólo la realidad. Quise desconectar mi mente pero aunque contamina no pude.

Ahora leo que fui uno de 100 millones. Respiro y suspiro.

1 comentario:

  1. También en casa apagamos la luz, encendimos dos velas rosas, nos preparamos una cena fría, e hcimos una cena romántica, los chicos de gala, alegres para una fiesta.
    Salimos a mirar y todas las luces encendidas, pero pensamos que de algo serviría una switch apagado menos y así se lo dije a los nños, sonrieron
    Aunque supiera tu número no te hubiera llamado, pues también hoy apagamos los teléfonos móviles.

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