jueves, enero 08, 2009

Cita

Yo le dije nos vemos en mis sueños como una romántica despedida, una mera galantería poética, pero anoche llegó como si fuera la dueña del lugar, la dueña de ese prostíbulo vacío que es mi mente (si despierta no funciona, dormida no tiene ni puta idea). Casi todas llegan sin avisar, y se marchan igual, pero ella dijo ya ves, ya vine como habíamos quedado. Yo estaba echado en una hamaca y ella me llevó a otro sitio, algo oscuro, donde apenas se veían sus ojos, me forzó a sentarme frente a una máquina de escribir bajo la única luz y me mostró su espalda. Escribe, ordenó.

Al despertar vi en el espejo dos levísimas marcas de una especie de letras en mi cuello.
No sangran, espero que desaparezcan al dormir.

Y ahora, tengo que ver su espalda.

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