viernes, diciembre 26, 2008

portada, palabras

—¿Dónde estaré? —se preguntó—. ¿En casa de amigos o de enemigos? ¿Quién me ha curado la herida? Empujado por una curiosidad irresistible alargó la mano y cogió el libro. En la cubierta había un nombre impreso en letras de oro.

—¡Mariana! —exclamó leyendo—. ¿Qué querrá decir esto? ¿Es un nombre, o una palabra que yo no comprendo?

Se sintió agitado por una emoción desconocida para él. Algo muy dulce conmovió el corazón de aquel hombre, ese corazón de acero, siempre cerrado hasta para las emociones más violentas.

Sandokan, de Emilio Salgari

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