sábado, mayo 26, 2007

Presentacion del catálogo Origen y materia


Gracias al museo Federico Silva por la invitación, especialmente a Regina Boesterly y a Alejandro Valencia. Gracias a Edna Pallares por dejarnos admirar su obra y permitirnos minutos de disfrute que se extenderán seguramente en la memoria, por más traicionera que ésta sea.

¿Dónde parar para extraer el alma de algo, o de alguien? ¿Cómo explorar para encontrar el sentido de algo, o de alguien? ¿Cuál es el sentido de los objetos para lo objetivo y subjetivo del ser humano? Edna Alicia Pallares parece haber encontrado la respuesta al interactuar con la piedra y otros materiales mediante una disciplina de arqueóloga, de filósofa, de naturalista.

La paradoja, mostrada en volúmen y en el volúmen de su exposición Origen y materia, es la poesía de los contrarios, es una figura retórica que nos muestra algo que no parece real pero llega a nosotros produciendo un estado de ánimo.

El día que vi la exposición me sentí resguardado del mundo exterior, tan amenazante en ocasiones, pero en contacto con su esencia, con aspectos primarios que en los días que corren no parecen tener mucho sentido. La creación, el poner en la mesa ideas y sentimientos parece fuera de moda.

Pero de verdad, es agradecible el contacto con otras esferas, con espacios y volúmenes creados o descubiertos por la artista. Lo alternativo del mundo digital es el roce de la piedra, el reencuentro con las texturas que surgen en la naturaleza, el atender a las sugerencias que nos hace el lugar en que habitamos.

Muchos hay que niegan la importancia de los museos, considerándolos un reducto para lo viejo o lo elitista, pero lo que falta es una educación integral para que el día de esparcimiento no sea irse de antro o pasársela viendo la televisión, sino buscar en otros espacios lo que nos falta para ser mejores seres humanos.

Las obras aquí reunidas respetan el alma de la piedra, pero le infunden parte del alma de la artista, y tienen referentes inmediatos para el espectador: el plato, la llave, la mesa, la casa, los niños de la rosca de reyes…

Yvonne Domenge cita al maestro Eckhart, quien “nos enseña que la piedra es sinónimo de conocimiento. La piedra tallada encarna el alma de los ancestros; simboliza la energía creadora y es la residencia de un ser supremo”, y le da a Edna el papel de alquimista. Me encantó la referencia porque eso es lo que sentí: una conjunción de ciencia, magia y religión, labores separadas por la actual especialización, pero que fueron una sola. Un silencio acogedor y la invitación a usar todos los sentidos, pues para el oído ya hay muchas opciones y no siempre placenteras.

Apuntes de situaciones cotidianas, la serie de las mesas es un alfabeto en el que la autora ha explorado y que, afirma, seguirá creciendo. Esa es la función de un alfabeto, proveernos de símbolos que acomodados en cierto orden nos permiten articular ideas y palabras y frases enteras.

El catálogo de la obra Origen y materia, de Edna Pallares, el quinto del fondo editorialde esta institución pero primero que edita casi en su totalidad el Museo Federico Silva, logra llevar al papel el espíritu de la muestra, pequeña en cantidad pero llena de fuerza. La labor del Museo se complementa así con la labor editorial, que podrá ser fuente de posteriores estudios y referencias, porque la historia del arte escultórico en San Luis Potosí aún está por escribirse.

La textura del marmol y la claridad del agua que Edna usa en algunas de sus obras queda en el papel, y amplía el disfrute de estos meses de intercambio en un pueblo que a veces no tiene memoria de su entorno. El catálogo se suma a el andamiaje de recuerdos, a la historia y la ficción de creadores y recreadores.

Como editor, me satisface lograr una publicación que trata de mostrar algo diferente, que trata de aportar datos, disfrute o información para públicos diferenciados. Don Gabriel Zaíd habla de los demasiados libros, pero ante los demasiados gustos hay que buscar las demasiadas propuestas. Un catálogo no es una publicación menor, cuando obedece a un plan de promoción cultural, a un esfuerzo encainado en una política, y eso es lo que se espera de las instituciones de gobierno.

No siempre se logra, hay que decirlo.

Pero en este caso sí parece lograrlo. Así como Pallares necesita un público exigente y receptivo a la poesía, el catálogo como producto editorial requiere mirada que sepan husmear e imaginarse la rugosidad de los mármoles o los retruécanos en apariencia caprichosos de las mesas.

Como lector, lo disfruté, como editor, sólo puedo esperar que los lectores no se fijen en algunas erratas o el estilo de algunos textos, sino que abran los sentidos a las formas y texturas, a los claroscuros de una vida y un mundo que Edna Pallares nos ha transmitido buscando el alma del planeta.

Alexandro Roque
San Luis Potosí, SLP, 24 de mayo de 2007

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