miércoles, mayo 23, 2007

De Eduardo Garay Vega (Qro) (1/2)

Personajes para una novela infantil

A mis amigos del Ejido Modelo,
a quienes les debo más de lo que ellos están enterados.

América Libertad

América está convencida que nació para ayudar a los gatos que, en su colonia, abundan. No es difícil verla llegar a la escuela con un gato en su mochila, llena de rasguños y ofreciendo a todos sus amigos un pequeño león capaz de romper el forro de los libros.

Los niños de primero y segundo aceptan rápidamente al bichito pero apenas tratan de tomarlo con sus manos, el animal se revuelve y comienza a tirar zarpazos por todos lados y se vuelve a escapar, lo que provoca que América salga corriendo detrás de ellos.

Jordán

Lo primero que tiene que aclarar Jordán es que se llama Jordán y no Jordan, que su mamá lo bautizó muy bíblica y no deportivamente. De hecho, es bajito y un poco pasado de peso. Muy buen estudiante, es el clásico genio, despistado y un tanto torpe con las manos. Por más que lo intenta, el deporte no es algo que se le dé y ha decidido juntarse con los pocos niños que se entretienen hablando más de televisión que de futbol.

Y yo

Yo les doy clases a América y Jordán, están en mi grupo de sexto y comienzan a recibir las primeras irrupciones de la adolescencia. Sobre todo América, que ya da muestras de que pasa mucho tiempo viendo telenovelas y soñando con galanes. Cuando decidí contar su historia esperaba que algo fuera de lo común les pasara a ellos, a quienes ya había elegido como personajes, sin embargo, nada pasa.

La Viris

O mejor dicho, nada pasaba, porque ha llegado una nueva niña a la escuela, Viridiana, la Viris. Es vecina de América, según me han dicho, y de inmediato se cayeron mal. Viridiana es del “club de las exquisitas”. Siempre arreglada, voz aflautada y el infaltable tono de niña bien que espera todos le hagan sus tareas.

De inmediato prendió la mecha entre mis estudiantes, con sus vestidos de marca, su mochila llena de adornos y, sobre todo, por su teléfono celular. Decía que era para comunicarse con su mamá, que estaba trabajando y así le avisaba a qué horas llegaba a la casa.

Su historia era muy común en el medio del magisterio: Toda la vida en escuela particular hasta que los padres se separaran y entonces llegan a la Justo Sierra, escuela pública ubicada en una colonia con aspiraciones de alta sociedad. El slogan de la escela era “no es justo, pero cierra”.

En fin, la Viris chocó desde el principio con América, a quien bautizó como “la maris” por su capacidad para andar sudorosa, despeinada y con la ropa sucia, “como los niños”, decía con sus compañeras que comenzaron a seguirla a todos lados.

Y todos los niños también la seguían, se hacían los chistosos delante de ella, buscaban molestarla para llamar su atención y se ponían rojos de pena cuando ella les pedía que le hicieran un favor. También Jordán cayó a sus pies pero demasiado pronto descubría que ser inteligente y bueno con las matemáticas servía de poco para impresionar a una niña más interesada en telenovelas y en moda, aún así, Jordán no podía decirle que no cuando le pedía que estuviera en su equipo para hacer trabajos “dificilísimos” de geografía y naturales.

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