viernes, octubre 06, 2006

Un jazz de palabras (fragmento)

(En Ventana Interior, año 6, volumen VII, número 36, enero-febrero de 2006)

Un jazz de palabras:
variaciones sobre la música popular de San Luis potosí

Alexandro Roque

Una flauta en el Altiplano, un violín en la Zona Media, una huapanguera en la Huasteca y una batería en la capital del estado interactúan mediante sonidos y silencios para componer un gran jazz potosino, con improvizaciones y latidos, requinteos y contrarritmos, partes de corridos, sones, huapangos, gustos y valonas pero también de música de matlachines, rock, heavy, cumbia y grupera. Todo se vale con tal de cantar y bailar. Para sentirnos vivos.

Son ritmos que se bailan y se disfrutan, que sirven como narración, noticia, crítica, poesía o pasatiempo y de todo eso tiene el estado donde una canción presume una incómoda situación: “Yo soy puro potosino,/ nací bajo de un nopal,/ del nopal que está en el centro/ del escudo nacional”.

“Soy por Dios corazón todito”, dice otra canción, aquella que compuso Pepe Guizar desde la barra del bar El Peñasquito, obligado por las amenazas y la pistola del cacique Gonzalo N. Santos, quien anhelaba que el estado contara con un himno. Acuarela potosina, cuenta el cronista Juan Antonio Hernández, fue el fruto de unas literales ganas de seguir viviendo.

A San Luis Potosí, por su ubicación, le toca ser un estado que comparte región según qué institución le corresponda. Para el Conaculta pertenece a la Región Centro-Occidente, para el Conacyt es Región Noreste y para la Sedesol es Centro. ¿Cómo se construye una región siendo vecino de diez estados? Para los del centro San Luis ya es norte, “donde empieza el territorio salvaje de las tortillas de harina”, y para los del norte es centro. “Donde el águila paró”.

Ahora sí que al son que le toquen baila, aunque a veces le toque bailar con la más fea.

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