Si se le equipara con el caballo de Troya, por su aspecto mágico y elegante, pero también por su oculta carga interior, la cultura oficial debe ser entendida en su contexto: en qué parte de la guerra llega, quién es el (los) guía (s) que los acompaña(n), de qué está hecha y por quién construida.
La cultura, como el caballo de Troya, no está hecha por los dioses o por humanos aliados a las musas, sino que lleva una carga de ingenio y es parte de una estrategia, cualquier que ésta sea.
Siempre debe haber laocontes dispuestos a lanzar su dardo a la cultura oficial y comprobar qué tan hueca es.
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