«De esta competición por los preciados espacios en revistas de Elsevier o Cambridge Journals se deriva la configuración del nuevo burócrata ilustrado, un nuevo hombre unidimensional muy alejado del intelectual de antaño, juzgado ahora como romántico, anticuado y poco pragmático, amado por sus alumnos y condenado al desempleo o a puestos temporales y de pobreza (el término “precario” es un eufemismo que no recubre la totalidad del problema). Los intereses de un profesorado y unos alumnos alienados por distintas razones están llamados a alejarse cada vez más, provocando un clima de frustración que desincentiva a los prometedores candidatos y ahoga a los profesionales en ejercicio. Aun así, hay todavía profesores que consideran que este sistema elimina a los incompetentes y a los vagos, manteniendo en la carrera a los verdaderos portadores de la vocación “científica”.»
Completo en SidesOut.
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