Uno de los artículos que dieron pie al libro lo pueden encontrar picando aquí.
En el capítulo "La mentira vulnera la libertad y la autonomía", Pérez Cortés nos habla de dos formas de engaño: por comisión y por omisión. Ésta es el silencio, permitiendo que el otro se forme ideas falsas sin intervenir directamente. Ya aquí se ha discutido el tema del silencio como modalidad de la mentira, y es un tema apasionante. Explica el autor que "mentir introduce una sepración funesta entre la convicción y la expresión -muda o verbal". Y es que, dice, no se miente con la boca, sino con el corazón. Cito:
El engañador quiere decir lo falso, o quiere decir algo que cree que es verdadero, con la esperanza de que no se le crea. Si no recurre al silencio con frecuencia es porque éste le ofrece un menor control sobre el sentido, y él no desea que se crea lo que piensa, sino lo que dice. Pero él mismo ha retirado la confianza en lo dicho; sabe del artificio de su enunciado y no mantiene ninguna fe en lo que está expresando (cfr. san Agustín).
Odio la mentira, de todos los pecados el hombre me parece el peor, el más cobarde. Lo triste es que actualmente arte de mentir forma parte de nuestra cultura. Qué tiempos aquellos en los que la palabra de un hombre era su firma y, ¡ay de aquel que osara mentir!.
ResponderBorrarUn post que se me ha hecho corto, hay mucho que hablar sobre este tema.
Muy interesante. Hasta pronto.