Estaba yo muy triste afuera del cine, casi llorando, porque no alcancé entradas para ver Spiderman no way home, cuando se me acercó un anciano y me regaló dos pases. No lo reconocí hasta que me sonrió mientras cruzaba un portal transportador de regreso a su casa. ¡Era el mismísimo Stan Lee!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario