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FIL Guadalajara, 2014 |
DAMITAS, CABALLEROS, AMABLES PASAJEROS:
HOY LES VENGO A CONTAR —A DEFINIR, DIGAMOS—
QUÉ HA SIDO SIEMPRE Y SERÁ POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS
LA POESÍA
Yo me sentía muy listo y por eso
grité
que era indefinible. Había una vez un monstruo
pero no era feo
sino que todo el tiempo era algo más,
se parecía y no
se parecía.
En estas estampitas
lo pueden ver moverse . Ya no hay nada
imposible. Sus gestos
son obscenos, son lindos, son los propios
de una mascota que sufre intoxicación alimentaria. Entonces,
le llamamos cariño o preocupación
a lo que nos une a ella.
CINCO SECRETOS PARA LUCIR
Yo me sentía muy listo y por eso
grité
que era indefinible. Había una vez un monstruo
pero no era feo
sino que todo el tiempo era algo más,
se parecía y no
se parecía.
En estas estampitas
lo pueden ver moverse . Ya no hay nada
imposible. Sus gestos
son obscenos, son lindos, son los propios
de una mascota que sufre intoxicación alimentaria. Entonces,
le llamamos cariño o preocupación
a lo que nos une a ella.
CINCO SECRETOS PARA LUCIR
MÁS VIEJO DE LO QUE SOY
Les decían arrugas pero ahora se llaman
líneas
de
expresión.
Yo mediría seis metros pero ¿sabes?,
tenía 13 años
y unas inmensas ganas de fumar:
los músculos faciales
resintieron el gesto de sentirme James Dean
cuando me parecía en realidad a cierto cuadro
de Francis Bacon
copiado con crayones de cera.
También comí hamburguesas: me he mudado
de casa quince veces
y lo que llevo siempre son
juguetes. Mi postura
es terrible. No han diseñado sillas
que transmitan
mis malas mañas a jóvenes columnas
vertebrales.
Mi consumo excesivo
de alcohol tiene lagunas
mentales con los monstruos que quieren
no robarse a una rubia
sino reír mientras los bordan
a escopetazo limpio.
Les decían arrugas pero ahora se llaman
líneas
de
expresión.
Yo mediría seis metros pero ¿sabes?,
tenía 13 años
y unas inmensas ganas de fumar:
los músculos faciales
resintieron el gesto de sentirme James Dean
cuando me parecía en realidad a cierto cuadro
de Francis Bacon
copiado con crayones de cera.
También comí hamburguesas: me he mudado
de casa quince veces
y lo que llevo siempre son
juguetes. Mi postura
es terrible. No han diseñado sillas
que transmitan
mis malas mañas a jóvenes columnas
vertebrales.
Mi consumo excesivo
de alcohol tiene lagunas
mentales con los monstruos que quieren
no robarse a una rubia
sino reír mientras los bordan
a escopetazo limpio.
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