jueves, diciembre 31, 2020
¡Brindemos! (Rubaiyat, de Omar Kayyham)
34. No busques la felicidad: la vida es breve como un suspiro. Convertidos en polvo, flotan, en el molino que contemplas, Jamshyd y Kaikobad. El universo es un espejismo; la vida, un sueño.
45. ¡Todos los reinos de la tierra por un vaso de vino! ¡Toda la ciencia de los hombres por la suave fragancia del mosto fermentado! ¡Todas las canciones de amor por el grato murmullo del vino que llena nuestras copas!
46. De la felicidad no conocemos sino el nombre. Nuestro más viejo amigo es el vino nuevo. Acaricia con tus ojos y tus manos el único bien verdadero: el ánfora llena del jugo de la vid.
49. Sabios y retóricos abandonaron la existencia sin lograr ponerse de acuerdo sobre el ser y el no ser. ¡Hermanos míos en ignorancia: seguid gustando el zumo de la vid y dejad a esos hombres ilustres contentarse con pasas!
51. ¿Nuestro tesoro? El vino. ¿Nuestro palacio. La taberna. ¿Nuestros fieles amigos? La sed y la embriaguez. Ignoramos la inquietud porque sabemos que nuestras almas, lo mismo que nuestras copas y trajes mancillados, no tienen que temer ni el polvo ni el agua ni el fuego.
53. ¿Piensas en tus antepasados? Son polvo con el polvo confundido. ¿Hablas de sus méritos? Mírame sonreír. Toma este ánfora y bebamos, escuchando, sin inquietudes, el vasto silencio del universo.
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