sábado, marzo 18, 2017

La ira - Peter Sloterdijk

«La ira, sin importar si aparece de forma explosiva durante un instante o como previsora crónica (tras su metamorfosis en proyecto producida por el odio), se nutre de un excedente de energía que aspira al gasto concentrado. A la ira descargada en actos punitivos o hirientes le es inherente el convencimiento de que, de manera local o global, en el mundo hay falta de sufrimientos. Esta carencia resulta de la opinión según la cual, en determinadas ocasiones, ciertas personas e incluso colectivos "han merecido" el sufrimiento, si bien no lo han recibido. En tales personas, injustamente impunes, el portador de la ira descubre sus objetivos más convincentes. Nunca se conformará con que el dolor esté repartido hasta límites insoportables de forma desigual. Del exceso que se ha acumulado en él mismo quiere devolver a los causantes impunes una parte justa. Él está convencido de que los que no sufren existirían en un estado de insuficiencia aguda y de que para su integridad les falta el sufrimiento. La vista de los ilesos e impunes despierta en el iracundo la idea de que él posee lo que a éstos les falta. A la vista de ellos quiere convertirse en dador, en derrochador, incluso cuando tiene que obligar a los receptores a tomar sus dádivas. Su hábito de rehusar la aceptación proporciona a la ira y al odio un motivo añadido para dirigirse a los interpelados. […]

»Cuando se trata de donaciones individuales de ira, el que odia se nutre en primer lugar de su propia despensa, a riesgo de agotar su patrimonio personal de ira. Nada garantiza al simple colérico el carácter inagotable de sus fuentes. Mientras la energía iracunda no se traslade a la forma de proyecto y, además de ésta, a la forma de partido (la cual, como veremos, incluye la forma bancaria), al individuo le queda abierta en todo momento la vuelta a la paz, bien gracias a la satisfacción, bien debido al agotamiento. El pequeño sistema circulatorio de rabia y descarga reactiva pertenece a los hechos básicos de los procesos de energía emotiva...»

Ira y tiempo (2006)


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