sábado, enero 28, 2017

Julián Carrillo

Regularmente se habla (y mucho se presume a nivel local) de Julián (Antonio) Carrillo (Trujillo), nacido en Ahualulco, SLP, el 28 de enero de 1875, como "el creador del Sonido 13". Y ya. Pocos lo han oído. Pocos saben de qué va tal teoría. Por ello es interesante leer la opinión que Héctor de Mauleón publicó en Letras Libres bajo el título de "El sonido (13) y la furia". Va una triada de párrafos:
«Ahora que, de haberse dedicado a practicar su teoría en su música, Carrillo habría sido una opción como otras y ya: la calidad de su obra habría sido su mejor prédica. Pero no. Prefirió convencerse de que por primera vez desde Pitágoras alguien (o sea: él) había entendido la materia acústica como fenómeno físico-matemático y que, por tanto, la música debía recomenzar desde el cero indivisible. Y fue entonces que Carrillo ascendió al rango de la ficción y creó un personaje que se permitía decir con seriedad absoluta cosas como estas: si “por desgracia, Bach sembró la confusión durante más de dos siglos, mi sistema musical soluciona el problema”. O bien: “¿Estoy o no en lo justo al decir que el arte musical del momento es paupérrimo y que el futuro está en las conquistas del sonido 13?” Y mi preferida: “Admirable fue que los compositores del pasado escribieran tantas maravillas con sus paupérrimos elementos sonoros.”
Atiza.
Algo tuvo que ver en ese notable giro hacia la excentricidad un factor triste: que el establishment de la cultura revolucionaria expulsase al sonido 13 del mandatado nacionalismo. Esto porque Carrillo se negó a ponerles a sus obras títulos alusivos como Viril sangre potosina en cuartos de tono (que es lo que hacían otros), pero, sobre todo, porque se pescó un pleito monocorde con el compositor Carlos Chávez, que era el mandamás de la música “nuestra”. El desdén y la burla de la música mexicana etiquetada orillaron entonces a Carrillo a la arrogancia. Y tenía razones para ella. Su carrera en Europa había sido correcta y había merecido el respeto de músicos competentes: Richard Strauss dirigió su primera (alemanoide pero muy audible) sinfonía; Stokowski le encargaba obras, Rimski-Kórsakov quiso llevárselo a su conservatorio, etcétera. Prefirió cambiar su futuro por la música del futuro.»

No hay comentarios.:

Publicar un comentario