«Todo el lenguaje se hunde después en esa brecha entre el nombre propio y el nombre común (que da lugar al pronombre y al adjetivo), entre el presente del infinitivo y la multiplicidad de los modos y de los tiempos. Todo el lenguaje sustituirá esta viviente presencia en sí de lo propio, que en cuanto lenguaje ya suplía las cosas mismas. El lenguaje se añade a la presencia y la suple, la difiere en el deseo indestructible de unírsele.
[…]
»El presente siempre es el presente de un goce; y el goce siempre es la acogida de la presencia. Lo que disloca a la presencia introduce la diferencia y la dilación, el espaciamiento entre el deseo y el placer. El lenguaje articulado, el conocimiento y el trabajo, la indagación inquieta del saber no son más que el espaciamiento entre dos goces».
De la gramatología
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