jueves, enero 01, 2015

Del Libro de Job

Si en verdad queréis engrandeceros contra mí,
y alegar contra mí mi deshonra,
Sabed ahora que Dios me ha derribado,
y me ha envuelto en su red.

He aquí, alzo el grito por la violencia,
mas no hay respuesta;
clamo por auxilio, mas no hay derecho.

Cercó de vallado mi camino,
y no puedo seguir; Y sobre mis veredas puso tinieblas.
Hame despojado de mi gloria,
y quitado la corona de mi cabeza.

Me derribó por todos lados, y perezco;
Y ha hecho arrancar mi esperanza como árbol arrancado.
Hizo arder contra mí su furor,
y me contó para sí entre sus enemigos.

Vinieron sus ejércitos a una,
y se atrincheraron en mí,
y acamparon en derredor de mi tienda.

Hizo alejar de mí a mis hermanos,
y mis conocidos como extraños se apartaron de mí.
Mis parientes se detuvieron,
y mis conocidos se olvidaron de mí.

Los moradores de mi casa y mis criadas me tienen por extraño;
Forastero soy yo a sus ojos.
Llamé a mi siervo, y no respondió;
De mi propia boca le suplicaba.

Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer
mi súplica a los hijos de mis entrañas.
Aun los muchachos me menospreciaron:
En levantándome, hablaban contra mí.

Todos mis confidentes me aborrecieron;
Y los que yo amaba, se tornaron contra mí.
Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos,
y he escapado con sólo la piel de mis dientes.

¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí,
tened compasión de mí!
Porque la mano de Dios me ha herido.
¿Por qué me perseguís como Dios,
y ni aun de mi carne os saciáis?

¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas!
¡Quién diese que se escribiesen en un libro;
Que con cincel de hierro y con plomo
fuesen esculpidas en piedra para siempre!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario