martes, julio 29, 2014

Blasfemando que es gerundio

«Guardadas proporciones, la lengua de uso de una persona bien educada no tiene por qué ser menos ágil. Cada asunto, cada situación, pide un tratamiento lingüístico singular. Pero el poder, los medios, las modas, están imponiendo un lenguaje único que trae prefabricados los temas, las preguntas y las respuestas, y que proscribe todo cuanto les sea ajeno y suene a individual.

»En el lenguaje único están prohibidos en especial el sentido figurado, la metáfora, la ironía (si no se estropea con un estúpido “ironiza Fulano”), la hipérbole, el modismo tradicional, el refrán, la cita implícita... A “la primavera ha venido. / Nadie sabe cómo ha sido” ha reemplazado “Ya es primavera en los grandes almacenes”. Los jóvenes escriben ostia y le conocen un solo significado contundente. El crepúsculo de la blasfemia es un aspecto más de la pérdida de todo un patrimonio de nuestra cultura.»

Francisco Rico, "El crepúsculo de la blasfemia", en El País.

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