Ver imágenes como ésta, y que los detenidos durante las manifestaciones del primero de septiembre en la ciudad de México sean en cambio estudiantes de comunicación y de literatura, y periodistas o personas que grababan esos momentos no parece justo. O quizá sí, es la justicia a la que nos tienen acostumbrados, la de las ladys y juniors, la del que paga para pegar, la del que justifica, la del que divide para vencer. En San Luis Potosí hubo una muerte en los separos que se intentó hacer pasar como accidental, y era inocente, hubiera salido libre pocas horas después; el mandatario aclaró que él no procura justicia (¿?) y todos tan contentos. Asaltos a mano armada a unos metros de donde vivo, retenes para "morder" a gente de los ranchos, notas periodísticas diarias sobre violencia familiar y la justicia sigue igual de ciega. Y sorda: para ellos los que critican son envidiosos, pejezombies, nacos, alborotadores, nadie. Nadie. Lanzan boletines, publicidad, voceros a modo y ya está. Fácil. Y muchos creen que nada pasa en esta apacible ciudad sino irse a acampar para ser de los primeros cincuenta clientes de una franquicia de donas para tener dotación gratis.
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